Continuamos con la finca agrícola que A-cero ha reformado a las afueras de Ávila para mostraros el interior de la misma.
Se ha buscado crear espacios confortables y coherentes con el entorno rural de la vivienda, pero sin olvidar el diseño actual y la estética de líneas limpias, estancias diafanas y sencillez de formas que caracteriza la arquitectura interior de A-cero.
La edificación se dispone en forma de U alrededor de un gran patio central de acceso.
PLANTA BAJA
Se sitúan en el ala principal –en la base de la U– las zonas sociales (salón para grandes reuniones y televisión, cuarto de juegos, comedor, etc.) y las habitaciones de los niños.
Las zonas de servicio (cocinas, lavandería, dormitorios del servicio) se encuentran en el ala este, mientras que en la zona oeste se localiza el dormitorio principal y el de invitados.
Junto a la cocina se encuentra la bodega, configurada como un escaparate con un planteamiento original y totalmente diferente al el rol funcional que normalmente se atribuye a esta pieza.
También cabe destacar el comedor que se comunica con el office y con el salón a través de cuatro puertas simétricas entre sí, también de madera, ubicadas en cada esquina del salón que lo contiene y que se abre, al igual que el office, al porche frente a la fachada principal.
Especial mención merecen los distribuidores previos al acceso a las habitaciones y que, en realidad, no son más que una excusa para albergar diferentes áreas de relajación y descanso, como la sala de lectura. Más que meras zonas de transición, estos ámbitos invitan a la meditación y el disfrute del entorno desde una posición privilegiada.
La rehabilitación mas acusada se produce en la redistribución del interior de las dos naves con dormitorios con unos acabados de clidad que repestan la continuidad rústica que engloba todo el proyecto. Ejemplo de ello es la conservación de las vigas de madera o la piedra original insertada dentro de la vivienda.
Se trata de una arquitectura delicadamente situada sobre el terreno y resuelta ateniéndose a unos criterios de aceptación cultural y empleo de materiales autóctonos con un cuidado estudio de la luz y una evidente preocupación por preservar, mediante la reinterpretación, el lenguaje constructivo de la zona. Un trabajo dirigido por A-cero que ha sabido combinar su visión de la arquitectura con la funcionalidad imprescindible que requiere una edificación de este tipo.