Como cubiertas por finos diamantes. Así se definen estas crujientes y arenosas galletas de origen francés.
Puede que muchos de vosotros ya las conocierais o que fueran las galletitas que hacían vuestras abuelas o madres cuando erais niños, pero yo las he descubierto recientemente, en un curso de Pastelería, y me han fascinado. Reconozco que su apariencia no es la más espectacular del mundo, pero su elaboración es sencillísima, su sabor es excelente -a galletitas de mantequilla de las buenas, buenas- y su masa la podemos tener guardada en el congelador para cualquier momento en que nos apetezcan crujientes galletas caseras recién hechas.
Os aseguro que se han convertido en mis favoritas. Sí, sí. Leéis bien. Por delante de cualquier otra galleta o cookie que haya probado durante todos estos años como bloguera repostera. Es más, ahora mismo hay otro rollo de masa en el congelador a la espera de que lo hornee.
Espero que las hagáis en vuestras casas y me contéis lo que os han parecido. Estoy segura de que no os defraudarán. En absoluto.
Galletas diamante:
INGREDIENTES (para unas 16 unidades)
- 120g de mantequilla en pomada
- 2g de sal
- 55g de azúcar glas
- 55g de almendra molida
- 45g de huevo, a temperatura ambiente (1 huevo mediano)
- 215g de harina floja
- azúcar blanco, para rebozar las galletas
PREPARACIÓN
- Mezclamos la mantequilla con el azúcar glas, una cucharada de harina y la sal hasta que blanquee. Añadimos el huevo y seguimos mezclando.
- Agregamos el resto de la harina y la almendra molida. Y mezclamos.
- Retiramos la masa del bol, la pasamos a un papel film y le damos forma de cilindro. Congelamos.
- Precalentamos el horno a 165ºC,
- Con la masa congelada, la rebozamos en azúcar blanco, cortamos medallones y los colocamos sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal. Horneamos 13 minutos a 165ºC. Dejamos enfriar sobre una rejilla y servimos.