Sentados en una de las literas, nos cogemos de la mano, abrazados, disfrutando el momento, el comienzo de una nueva aventura hacia el Punjab.
Llega olor a curry; los vendedores que recorren los viejos y deteriorados vagones con sus cestos y cajas ofreciendo sus mercancías, comida, frutos, secos y el siempre presente té chai; Chai, Chai, Chai! Garam Chai!
Desde nuestra ventana, el cristal amarillento por el paso del tiempo nos va dejando ver las luces de la gran ciudad hasta llegar casi a la oscuridad total hasta llegar a la siguiente estación. Una fantasmagórica imagen de un edificio oscuro, iluminado por una tenue bombilla que me permite vislumbrar cuerpos encogidos en algunas esquinas, dormitando o dejando pasar la vida.
Otro tren, idéntico hace parada justo al lado; sólo se ven hombres sentados en la puerta. Se amontonan junto a la salida, hay gente por todas partes, incluso en el suelo, aprovechan para respirar un poco de aire en las vías del tren.
Y en unos minutos, el tren vuelve a ponerse en marcha y desde mi ventana la oscuridad de la noche da paso a un maravilloso amanecer, el paisaje va cambiando, verdes y hermosos prados van dando paso a hermosas montañas; en la lejanía se pierden pequeños pueblos y compruebo que la vida sigue su curso. La oscuridad de la noche dio paso a la claridad de un nuevo día. Llegan los aromas del té hindú, Cha, chai, Cha, Garam Chai!
Huelo a curry, abro mis ojos y despierto de ése sueño, en el que en “Mi Cocina” creo estar nuevamente en India, camino del Punjab; aspiro los aromas, paladeo el maravillosos sabor de un auténtico Chutney de Mangos.
Una receta ancestral, Chutney de mango Achaar, una elaboración familiar, pasada de generación en generación, preparada con amor por una gran Señora a quien conocí hace justo 50 años. Elegante, bellísima, generosa, con una simpatía y carisma especial, con una dulzura y a la vez fuerza vital; su nombre Rita. Es la madrina de mis dos hijos, hoy y siempre la tengo en mi corazón, en mi recuerdo con cariño y respeto.
Fueron pioneros en muchos aspectos comerciales que sería largo de nombrar, pero sí, que debo indicar que los primeros mangos traídos de India, plantados en La Axarquía malagueña fue gracias a ellos. Hoy en día, una gran finca productora de mangos.
Con los mangos malagueños, ella ha preparado para unos cuantos privilegiados, amigos, familia, su chutney de mangos achaar
Tengo entendido que los encurtidos en el norte del país se realizan generalmente con aceite de mostaza, mientras que el estilo del Sur de la India se hace con aceite de sésamo. Achaar es para cualquier producto calor picante, dulce y salado y se degusta sólo como guarnición, acompañado con arroz, en guisos, etc.
La receta difiere ligeramente dependiendo de la zona. Los encurtidos más picantes se encuentran en el suroeste, donde el chutney de mango verde se prepara con ajo, jengibre y chiles rojos o verdes; en el Norte se realiza generalmente con especias enteras, generalmente semillas de fenogreco, semillas de comino y nigella.
No, no tengo la receta de éste increíble, delicioso, maravilloso y tan especial Chutney de mangos verdes, Mango Achaar, de la Axarquía malagueña, es un secreto familiar, con raíces de ése gran país que me cautivó, India, hecho por la Sra. Rita; pero sí la oportunidad de que llegue a Mi Cocina, con él he preparado éste plato: GAMBAS BLANCAS CON CHUTNEY DE MANGOS DE LA AXARQUIA.
INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:
300 grms. de gambas blancas, una cucharada mediana de curry, medio limón, 3 dientes de ajo, seis granos de pimienta negra, dos cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, sal y dos cucharadas soperas bien colmadas de Chutney de Mangos Achaar de la Axarquia malagueña (en su defecto Chutney de mangos que podrán encontrar en cualquier supermercado o tienda especializada)
Pelar las gambas y reservar la carne. Pelar los ajos y cortarlos en láminas.