Gamos en celo

Por Remediando @remediando
De tamaño entre el ciervo y el corzo, el gamo tiene un porte altivo. Una imagen con cuernos palmeados, cuerpo moteado en blanco sobre la capa rojiza, la parte alta y posterior de las nalgas con diseño en blanco y negro, ojos grandes y hocico húmedo nos describen la belleza serena del gamo.
Su moteado pelaje y las bandas del dorso llaman la atención, desde lejos, a los componentes del rebaño, facilitando su congregación o que se separen en caso de alarma. Un llamativo escudo anal de fondo blanco enmarcado por dos franjas negras y atravesado por la cola de dorso negro (parece un corazón partido)

En el mes de octubre, en el gamo español, tienen lugar los más drásticos cambios en los machos. Los más viejos presentan un abultamiento en el cuello que desplaza el centro de gravedad de su cuerpo hacia delante, haciéndoles cojear.
Tienen un tono más oscuro en sus cuernos y en el pelaje de la cara, cuello y vientre; los parpados se les hinchan y todo su cuerpo exhala un penetrante olor impregnado por los productos de las glándulas odoríferas sexuales.
Durante esta época es frecuente ver a los machos luchando entre ellos. Aumenta su agresividad. Se sirven de los fuertes cuernos para luchar o exhibirse, y decidir así la propiedad de los harenes de hembras durante el celo.
En la lucha, las cuernas sirven solo para empujar, no causan ningún daño al adversario. Contrarrestan el empuje. El macho de cuernas y cuello más fuertes vencerá y apartará del harén de las hembras a todos los otros machos, que quedarán merodeando por la zona, a ver si el macho dominante se despista.
En estos momentos de excitación, los machos emiten sonidos parecidos a un ronquido dirigido hacia los otros machos retadores y hacia las hembras. Se conoce con el nombre de "ronca".