Gdansk, ciudad de las ideas

Por Nestortazueco

(Elena Solera, Gdansk, 30/08/2011)

La caída del comunismo no partió de Moscú. Tampoco nació en cualquier rincón perdido de Siberia; por supuesto no fue en China, ni tampoco tuvo lugar en Varsovia. En un pequeño enclave del mar Báltico se produjo el principio del fin. Pero Gdansk, la tercera ciudad de Polonia y sede del sindicato Solidaridad, ya había sido en ocasiones anteriores testigo de cargo de otros grandes acontecimientos de la historia del siglo XX, como el inicio de la Segunda Guerra Mundial, ya que fue la primera ciudad polaca que Hitler bombardeó.

A lo largo de los tiempos la ciudad ha vivido siempre del mar. Primero fue la venta de ámbar, después el comercio de grano durante el apogeo de la Liga Hanseática y, posteriormente, los astilleros. Todas estas industrias han legado una herencia de monumentos y espacios que hacen de Gdansk un destino turístico apetecible, no solo por su riqueza, sino también por estar al margen de las rutas más conocidas.

Los astilleros son hoy día el mayor dolor de cabeza de las autoridades. Representan un símbolo de la caída del comunismo en Polonia y en los antiguos países de la órbita soviética. Sin embargo, su actividad ha ido desacelerándose en los últimos años debido a la fuerte competencia asiática. Aunque siguen activos, en los astilleros de Gdansk se construyen ya muy pocos barcos y una gran parte de sus talleres ha quedado vacía. Las autoridades quieren hacer de estas naves abandonadas un ejemplo de reconversión industrial, y mientras planean cómo dirigir el proceso, algunos jóvenes han comenzado a ocupar pequeños espacios para desarrollar actividades artísticas o instalar originales pubs.

Una muestra de que Gdansk es una ciudad para gente con inquietudes. Uno de los vídeos que promociona el turismo en la ciudad ha sido realizado con la colaboración de una decena de músicos de jazz de rango internacional, muchos de ellos integrantes de una variante de este género conocida como yazz y original de esta ciudad polaca. La antigua Danzig también es sede de una prestigiosa escuela de danza y de un carnaval con un elevado nivel artístico.

En la estampa de la ciudad sobresalen como dioses abandonados las grúas oxidadas de los astilleros, donde se creó y se hizo fuerte el sindicato Solidaridad. Es un legado que no puede perderse, y con este ánimo las autoridades de la ciudad han creado el Museo Camino a la Libertad, también en el barrio de los astilleros. El emplazamiento reproduce las instalaciones de los astilleros. Un recorrido por la Ruta Real resulta imprescindible, así como los monumentos ligados a la industria del ámbar, como el Museo del Ámbar, la Quinta Avenida del Ámbar (calle Mariacka) y la iglesia de Santa Brígida, donde se ha construido un altar con este material.

Las obras dispersas por diferentes puntos de la ciudad recuerdan que la ciudad será una de las sedes donde se dispute la Eurocopa de 2012. Gdansk, de cuyo término municipal forman parte Sopot y Gdynia, tiene unas playas preciosas. Pero las aguas donde desemboca el Motlava pueden resultar un poco frías para el público español.