Historia de las Gemas
Los cristales y las piedras preciosas han sido desde tiempos remotos apreciados como herramientas de caza, tallas o joyas. Antes de que se ideara el dinero, las gemas y las joyas eran un medio de intercambio conveniente y portátil.
También han sido distintivos de poder y realeza, se han asociado siempre con la sangre real, luciendo elegantes en joyas y coronas, insertadas en tronos, incrustadas en espadas y adornando otros muchos tesoros.A lo largo de la historia, diversas civilizaciones han utilizado el poder de los cristales y las piedras para usos múltiples. Las leyendas más antiguas en hacer mención del cristal y de su índole mágica nos trasladan al continente desaparecido de la Atlántida.
Hace más de tres mil años, los antiguos egipcios ya excavaban minas para extraer esmeraldas, peridotos, lapislázuli y otras piedras preciosas. Eran muy diestros en el pulimentado de las piedras y en la ornamentación con oro, y sus trabajos se pueden admirar en restos de su arte que todavía se conservan hoy en día, en particular los tesoros de los faraones.
Entre las piedras más usadas por los egipcios se encontraban el lapislázuli, el jade, el ámbar, la turquesa, el jaspe, carneola, el ojo de tigre y la amatista.
Piedras que usaban para los amuletos y talismanes, además de ser utilizadas para adornos personales y utensilios como copas, armaduras y distintos usos. Los egipcios preferían las llamadas piedras semipreciosas a las preciosas. El jade, por ejemplo, era preferido al diamante y en muchos de sus intercambios comerciales utilizaban el jade como moneda. Los egipcios tenían la creencia de la eficacia de las piedras y cristales en la curación de muchas enfermedades. El famoso Papiro Ebers está considerado hoy en día uno de los manuscritos terapéuticos más completos, que data del año 1500 a. c., descubierto en Egipto a comienzos del siglo XX; contiene recetas detalladas de la curación de varias enfermedades usando el poder de ciertas piedras.
En el Éxodo, la Biblia hace mención de un peto de doce piedras preciosas, combinadas en cuatro filas, y llevado por Aarón, dotándole de poderes divinos. Aunque no sepamos que piedras conformaban el peto, la Biblia atribuye su concepción a Dios, recalcando sus extraordinarios poderes espirituales. La Biblia menciona las piedras preciosas como ornamentos personales; los reyes las llevaban en sus coronas y los sacerdotes en sus prendas.
Antiguamente en África, las cuentas de piedras semi preciosas las usaban los pueblos para atraer el valor, la sabiduría, en ritos de fertilidad, en nacimientos y entierros, a la vez que servían para ayudar en la caza. Ciertas piedras las utilizaban para identificar a una familia y otras como monedas en intercambios comerciales. Ciertas tribus del desierto del norte de África acostumbraban a trenzar sus cabellos entrelazándolos con carnelias, ámbar y pedazos de huesos los cuales simbolizaban su dinastía familiar.
Los Romanos creían en la influencia directa y positiva sobre el ser humano de objetos externos al cuerpo; por ejemplo y por supuesto, las piedras. Los primeros escritos griegos y romanos indican que las piedras participaban en la configuración de talismanes, garantizando salud y protección, además de atraer las virtudes. El escritor griego Teofrastro declaró que las gemas tienen género, y que las oscuras son masculinas y las más claras femeninas. Decía a la luz y llevados luego a que algunos diamantes, expuestos la oscuridad, se vuelven fosforescentes.