Georg Friedrich Kersting (1785-1847) fue un pintor del romanticismo alemán. Tras estudiar en la Academia de Copenhague, se estableció en 1808 en Dresde, donde se especializó en pequeños retratos situados en interiores representados con delicadeza. Precisamente quiero mostraros algunos de esos interiores; en concreto, aquellos que tienen como foco central una ventana abierta. En el siglo XIX, y especialmente entre los pintores alemanes y escandinavos, tuvo mucha importancia la representación de la ventana abierta al mundo, a lo desconocido. Este tipo de pinturas fue el tema principal de una exposición que tuvo lugar en el Metropolitan de Nueva York el año pasado: Rooms with a view. The Open Window in the 19th Century trató la importancia en el Romanticismo de la ventana como metáfora del anhelo insatisfecho. Habitaciones silenciosas y figuras contemplativas, pintores en su estudio... y siempre el motivo de la ventana centrando la atención del espectador. Estas ventanas mostraban vistas alpinas, del mar, del cielo, de la luna, de las nubes... o de los tejados, de los campanarios o de los astilleros de las ciudades.
De entre todas las pinturas que aparecen en el catálogo de la exposición -que acabé comprando por ser un tema de mi interés-, he escogido algunas de George Friedrich Kersting, y he traducido lo que Sabine Rewald, la autora del catálogo, nos cuenta de ellas. Podréis observar que el estilo de Kersting es muy parecido al de Caspar David Friedrich. Sus pinturas están muy influenciadas por él porque fue amigo suyo. Compartían la misma inquietud romántica. En las habitaciones de Kersting, además de la ventana como motivo principal, predominaba el sujeto, la intimidad, la luz filtrada en armonía, la elegancia, la calma y el amor por el arte y las letras. En estos pequeños interiores puede contemplarse la majestuosidad de su técnica. George Friedrich Kersting fue, en definitiva, un gran pintor.
Mujer cosiendo (1811)Klassik Stiftung Weimar: Goethe National Museum
Louise Seidler se movió en el círculo de poetas y escritores románticos. Fue amiga íntima de Ludwig Tieck, de los hermanos Schlegel -August Wilhelm y Friedrich- y de Goethe, en la casa del cual, en Weimar, estuvo frecuentemente. En 1810, se trasladó a Dresde con la intención de dibujar las obras de la Gemäldegalerie. En esta ciudad conoció a Georg Friedrich Kersting y a Caspar David Friedrich. También entabló amistad con el pintor Gerhard von Kügelgen, y se convirtió en su alumna. En la primavera de 1811, mientras Kügelgen visitaba una de sus casas, en Löschwitz, le permitió usar una habitación de su estudio para que pudiera pintar. Fue en una de esas habitaciones del apartamento de Kügelgen en Dresde donde Seidler posó para su amigo Kersting.
Delante del espejo (1827)Kunsthalle zu Kiel
Hombre en su escritorio (1811)Klassik Stiftung Weimar: Goethe National Museum
Incapaz de vivir de sus pinturas, Kersting tuvo que dar también clases de dibujo. El pie de yeso que cuelga de la pared y diversos objetos que se amontonan encima del escritorio muestran su profesión: la de pintar o la de enseñar a pintar. Hay algunas botellas que contienen pigmentos, una figura modelada y una mano. Un palo largo de madera, del mismo tipo que usan los pintores para sostener sus manos, se apoya en una esquina de la ventana, al lado de una pipa. Se ha propuesto recientemente que el hombre sentado puede ser Joseph Grassi (1757-1838), un pintor y profesor de dibujo de la Dresden Kunstakademie.
Pareja frente a la ventana (1817)Museum Georg Schäfer, Schweinfurt
La posición vertical de la pintura impedía representar el resto de la habitación. Kersting, muy hábilmente, colocó un espejo en la parte derecha del cuadro para reflejar un sofá-cama, cubierto por una tapicería roja de estilo Imperio, y una arpa dorada. Estos elementos añaden riqueza al cuarto de paredes verdes y grises. El gusto de la familia por el diseño francés también puede apreciarse en el tintero de bronce dorado que hay encima de la mesa, con una figura negra y exótica sosteniendo las plumas. Este elemento señala que la joven mujer tiene un gusto musical, pero también se decanta por la escritura.
El lector elegante (1812)Fausto en su estudio (1829)