Este proceso, lento en nuestra sociedad de consumo, revaloriza el conjunto y otorga a esculturas y obras pictóricas un control total del tiempo. Los materiales se rinden ante él, o ante efectos tan externos como la lengua de una vaca sobre un bloque de sal, la madera afectada por las llamas o la difusión de restos de tierra sobre tela.
Comportamientos naturales distribuidos por una sala aprovechada al máximo, con esculturas que superan los dos metros o se quedan en pequeñas muestras del potencial de la cera o la tierra deshidratada; instalaciones de pequeñas plantas dispuestas vertical o horizontalmente, como un pequeño huerto controlado en el que lo sembrado tiene la última palabra a la hora de convencer al público; o extensos murales cerámicos que, sin pretenderlo, exploran sus virtudes expresivas y decorativas.
Ambición es la palabra que mejor define a “Naturalment: Thinking Nature”, ya que, si tenemos en cuenta que la mayoría de propuestas llenarían cualquier sala por separado, verlas todas juntas es una muestra del compromiso de Gerard Moliné hacia su discurso y el público que podrá disfrutarlo hasta el 16 de julio.