Estas últimas semanas podíamos leer en los diferentes medios de comunicación distintas noticias sobre la preocupación existente en el sector turístico, ante el notable descenso en las pernoctaciones. Exigiendo las patronales a las Administraciones Públicas respuestas inmediatas.
Cabe pensar que esta situación es de lo más lógico, padeciendo como estamos con virulencia las consecuencias de la crisis global vigente. Sin embargo otros destinos como: Egipto, Turquía, Túnez, Bulgaria,… no están tan afectados. Y uno se pregunta el por qué, cundiendo la alarma por un factible empeoramiento. No obstante, las prisas son malas consejeras y de nada valen acciones puntuales, si no están interconectadas con la visión de conjunto.
En días anteriores hemos hablado de la obligatoriedad de utilizar el pensamiento colectivo para posicionar cualquier resort. De ese trabajo en común surgen los Planes Estratégicos Turísticos, manuales de procedimiento que nos indican qué hemos de hacer y cuándo.
Quizás nuestro problema radique en que necesitamos urgentemente un cambio de mentalidad y ajustes estructurales a la mayor brevedad. Porque no podemos competir con estos rivales en precio, bajo ningún concepto. Ya que el desenlace sería el cierre definitivo y la pérdida de calidad. Pasando zonas enteras de turístico a residencial. En Egipto hay ofertas lanzadas en el mercado ruso donde regalan el alojamiento, estimando que los clientes consumirán una media entre 20 y 30 € diarios en el hotel. Y nosotros ahí no podemos llegar. Nuestros costes salariales suponen el 50% del presupuesto, cuando en esos Estados no llega al 14%, derivado mayormente de la no cobertura de las mínimas garantías sociales.
Por lo que o invertimos en formación y potenciamos nuestra cultura e identidad, como valores diferenciadores; o los destinos maduros, como los nuestros, corren el peligro de entrar en una etapa de declive.
A pesar de su importancia, la diplomatura de Turismo, actualmente adaptándose al nuevo Plan Bolonia que la transformará en Grado para equipararla al marco europeo, es de relativa reciente creación. Los cursos de reciclaje para el personal, se han publicitado e incentivado por los gobiernos, no terminando de convencer sus resultados. A estas alturas teníamos que ser unos especialistas en la materia, capaces de exportar nuestro Know-How a otras naciones. Quizás la no conveniente dignificación de la profesión y la no concienciación de la sociedad, ha impedido que se avance óptimamente. Esto, y que muchos preferían contratar a “amañados” por menos dinero, que a verdaderos profesionales titulados con el sueldo correspondiente. Calando en la juventud el pensamiento: “¿para qué estudiar más si te pagan lo mismo sin hacerlo?” Podíamos escuchar diariamente frases como: “un camarero es cualquiera”, aunque después la realidad era que no sabían trinchar, servir adecuadamente,…., y mucho menos dar un servicio excelente, única forma de fidelizar y captar nuevos turistas.