Por Patricia Rizzo desde New York
La rumana Geta Brâtescu, 91 años, expone por primera vez en New York en la galería Hauser & Wirth después de su rutilante paso por la Bienal de Venecia representando a su país.
The Leaps of Aesop es la muestra individual que en estos días agitados para el arte contemporáneo en la ciudad destacó nuestra columnista Patricia Rizzo. Fue un encuentro con una obra que la emocionó mucho más que todo lo que vio, desde las subastas más ardientes hasta las muestras preparadas para estas fechas en los grandes museos.
Escribe Rizzo para @jaquealarte: “Bratescu es una reconocida precursora del conceptualismo. El resultado del conjunto de obras es impactante. Entre muchos de sus intereses explora temas como identidad, género y desmaterialización frecuentemente extraídos de las historias de figuras literarias y abordando la particular relación simbiótica que se establece entre el hacer arte y la relación con el ambiente de trabajo.
En la cuidada antología puede constatarse la diversidad de medios con las que abordó su producción e incluye dibujo, collage, grabado, textiles, fotografía y films experimental y por supuesto varios registros de sus célebres acciones performáticas entre las más de cincuenta obras que se presentan. El punto de partida de lo que puede traducirse como Los saltos de Esopo son las historias del antiguo fabulista griego homónimo, tomado como avatar por la artista, cuestión que se manifiesta en las obras como un personaje lúdico y travieso símbolo apropiado para manifestar irreverencia e incluso burla a la autoridad y el status.
Para entender el contexto, inmediatamente después de la caída del régimen comunista en Rumania, Geta declaró a Esopo como un símbolo de “todo lo que se oponía al totalitarismo”, según el texto curatorial. Pero Esopo como Medea, es un signo que abarca tantos significados superpuestos que su encarnación literaria trasciende y es tomado ante todo, como agente de la libertad. Sus saltos tanto son, movimientos de la mente como indisciplinada canalización de energía creativa.
Como creyente enérgica y radical respecto del papel del artista como agente de disrupción, Brâtescu ha remarcado en su práctica una rebelión constante y en la misma sintonía, ha accionado y defendido ideas que incluyen tomar de los juegos y el desorden como disparadores de la acción creativa.
Se trabajó en colaboración con la curadora e historiadora Magda Radu, como la artista residente en Bucarest y también responsable de Apparitions su brillante presentación en la reciente Biennale di Venezia, emplazada en el pabellón de su país que muchos han tenido la oportunidad de ver”.