Entre comida y comida es bueno leer. Leer es bueno siempre, pero entre comida y comida podemos aprovechar para aprender cosas nuevas o nueves visiones de una cosa. En el tema de la gastronomía, últimamente se han editado multitud de libros ya que las empresas de los cocineros mediáticos lo ven como una fuente más de ingresos y publicidad, más que de ofrecer conocimientos, o los blogs más visitados y seguidos recopilan sus conocimientos en forma de papel y lo ofrecen para seguir estando a la moda.
Pero muchas veces la verdadera sabiduría gastronómica no se encuentra en libros de gran formato o lujosos de grandes chef o especialistas en la nueva cocina, en las influencias minimalistas o en la novedosa cocina basada en el hidrógeno líquido. El verdadero sabor de una cocina se encuentra en la tradición, en las recetas de toda la vida y en los sabores de la tierra cocinados con pasión.
Este reconocimiento lo es también para todos aquellos que día a día elaboran sus platos sin más pretensiones que la de disfrutar con la comida y que, como dice una de las autoras, su “único ingrediente es el amor”, amor por unas tradiciones, por unos sabores y por una manera de hacer las cosas que si nos descuidamos pueden desaparecer perdiéndose definitivamente una sabiduría que no está demás rescatar del olvido.