Ganó en la categoría “nuevos soportes” con su obra Destino, realizada en el ya antiguo soporte del video envuelto en packaging de oráculo circense. Una trayectoria artística hecha a los ponchazos a través de alianzas con artistas jóvenes no es una trayectoria artística, sino la de una tía-madrina algo aprovechadora, dudosamente inofensiva y sagaz para encontrar talento en otros. Eso sí es un mérito.
Lo muestra la obra ganadora gracias a la elección de un jurado demasiado allegado a ella y a su trabajo en la Asociación Argentina de Críticos de Arte (ver fotografía) y esta irregularidad, junto a la reconocida falta de arte en su arte tocan esta vez el escándalo y la vergüenza.
La querida Grata es su obra, la mejor, no esos videos que se empeña en mostrar como tales y que se miran con cierta piedad. Me impresiona este premio porque implica que se rompieron todas las barreras de la ética. Tanto dar el premio como aceptarlo.
Lo más interesante es la osadía de presentarse: esa es la verdadera obra.
Destino y los finalistas del premio se exhiben en estos día en el Palais de Glace.
Fe de erratas: Taquini no es más Tesorera de la Asociación, según me acaba de informar Cecilia Fiel y según consta mal en la web de la misma. Con todo, la argumentación sobre sus vínculos con los jurados si bien no está en el marco del ámbito institucional -lo que sería flagrante como se supone en el texto- existe. Se sabe que Taquini fue mentora de Alonso, a quien le dio un gran empujón en su carrera. Alonso tiene alas para volar solo y lo ha hecho de forma evidente y arrasadora. Son como hermanos. Este vínculo casi sanguíneo también pone en entre dicho la elección de la ganadora, según mi punto de vista que no pretende ser humilde.
Esto es lo que pienso de Taquini, lo escribí en Ñ hace un tres años, en ocasión de su muestra en el CCR.