Grafomotricidad: actividades y ejercicios.

Por Martinxm

¿Qué es la grafomotricidad?

La grafomotricidad es una herramienta que favorece el desarrollo natural de la escritura a través de ejercicios, que permiten el desarrollo de las habilidades de escritura mediante la correcta orientación y trazado de las letras. Así como movimientos básicos motrices, previniendo la aparición de alteraciones posteriores en la escritura, como pueden ser las inversiones, los errores de direccionalidad, la presión del lápiz, etc. Su objetivo, es permitir que los niños adquieran las habilidades necesarias para que puedan desarrollarse a través de los signos escritos.

Este proceso se aprende durante la etapa preescolar, donde asimilan la motricidad fina, relacionada directamente con la grafomotricidad. Se trata, por tanto, de una de las etapas más importantes de cara al desarrollo de la preescritura. Ya que supone el entrenamiento para la ejecución de movimientos básicos que forman parte de una adecuada direccionalidad y trazo de las letras.

La educación grafomotriz sería así, consecuencia de la maduración neurolingüística, que no solo favorece el desarrollo de la escritura, sino que activa también los mecanismos para esquematizar, asimilar y conceptualizar correctamente las representaciones cognitivas. Además, es muy importante también para el desarrollo de la lectoescritura.

¿A qué edad se trabaja la grafomotricidad?

El desarrollo de la psicomotricidad en los niños, es fundamental que se de en los primeros meses y años de vida del mismo, ya que es cuando su aprendizaje es más dinámico y ellos absorben los conocimientos a una velocidad increíble. Por ello, para desarrollar los movimientos de la mano y dedos, se comenzaría con el aprendizaje de la motricidad gruesa. Es decir, manipular objetos de mayor tamaño, para ir pasando a los más finos y pequeños. Al desarrollar de manera adecuada la grafomotricidad, será más factible controlar los movimientos del miembro superior, en especial de la mano y los dedos, partes esenciales para comenzar a realizar rasgos de la escritura.

No obstante, hay que tener en cuando todos los elementos grafomotores, puesto que explican el papel que tienen el cerebro, los ojos, el cuerpo y la mano en la creación de la escritura. Todos estos elementos actúan de manera conjunta, dirigidas por el cerebro para llevar a cabo la función de la escritura.

Destacar también el esquema corporal, donde toma relevancia el conocimiento general de todo el cuerpo humano, y conocer la funcionalidad de cada uno de ellos para aprovechar al máximo las habilidades. Otro contenido de mucha ayuda, es el control del cuerpo, donde el niño empieza a controlar la capacidad del movimiento, y saber en qué momento y espacios poder emplearlos. La coordinación dinámica general, que se encarga, por intermedio de juego motores y actividades psicomotoras, de poner en acción las capacidades naturales del niño tales como: caminar, gatear correr, saltar y arrastrarse.

El equilibrio y la lateralidad, juegan un papel preponderante en estos contenidos. La necesidad motora que el niño necesita para mantenerse, según las maniobras que este quiere realizar.

De ahí pasaríamos a las actividades dirigidas a la motricidad fina cuyas habilidades comienzan practicando el trazo libre, lo que les permite comprender y dominar el espacio y así adquirir más soltura con utensilios básico para, después, ir introduciendo trazos dirigidos (como trazar líneas, círculos, unir puntos…).

¿Cómo trabajar los trazos desde pequeños?

Es importante tener en cuando que, para el niño, esta actividad responde a un simple placer motor, para más tarde, desarrollar un significado con sus trazos. Hay que motivar a los niños en tales actividades, aprovechar su iniciativa, pero obviamente respetando el desarrollo individual de cada uno. El niño aprenderá moviéndose por su entorno e interactuando él, a través del aprendizaje directo, por imitación y por estimulación del adulto.

Toda actividad que implique la manipulación de objetos, favorecerá el desarrollo motor, así como las actividades que favorezca la observación, contribuirán a la evolución de la percepción y las que impliquen representación, como el juego simbólico, dramatizaciones o relato de historias o cuentos, lo harán en lo representativo.

Ejercicios y actividades para desarrollar la grafomotricidad.

A continuación, os presentamos algunas ideas que pueden favorecer el desarrollo de las habilidades anteriormente mencionadas con actividades sencillas y lúdicas para los peques.

Actividades para mejorar la destreza de las manos:

  • Solicitar al niño que de palmas al ritmo de una canción.
  • Realizar movimientos con las manos en diferentes direcciones.
  • Simular con las manos movimientos de objetos (ej. aspas de un molino).
  • Carrera de objetos: llevar un objeto en la palma de la mano a lo largo de un recorrido.
  • Abrir y cerrar las manos, primero de manera simultánea y después intercalando las manos, cada vez con mayor velocidad.
  • Imitar con las manos movimientos de animales (ej. pájaro volando, garras de un león…)
  • Pintar con las manos.

Actividades para el desarrollo de la destreza de los dedos:

  • Abrir y cerrar los dedos de la mano, primero simultáneamente y después ir intercalando las manos mientras aumenta velocidad y ritmo.
  • Juntar y separar los dedos de la mano.
  • Tocar cada dedo con el dedo pulgar de la mano correspondiente. Cada vez con mayor velocidad.
  • Con el puño cerrado, ir sacando de uno en uno los dedos.
  • Poner las manos encima de la mesa e ir levantando los dedos uno detrás de otro.
  • Simular con los dedos el uso de instrumentos como la flauta, el tambor, la guitarra…
  • Lanzar objetos, con ambas manos, intentando dar en el blanco.
  • Dibujar en la arena con los dedos.
  • Manipular plastilina.
  • Rasgar y recortar con los dedos.
  • Doblar papel y rasgar .
  • Recortar con tijeras.
  • “Tocar el tambor” o “teclear”.

Actividades para el desarrollo de la coordinación viso-manual

Algunas actividades para desarrollar la coordinación viso manual son las siguientes:

  • Manipular objetos muy pequeños, como por ejemplo legumbres.
  • Abrochar y desabrochar botones, lazos…
  • Encajar y desencajar objetos.
  • Pasar las hojas de un cuento.

Otro aspecto importante es la realización de actividades para desarrollar los trazos, las cuales se pueden realizar sobre diferentes superficies (suelo, papel, cuaderno…) y con diferentes instrumentos (rotuladores, lápices, bolígrafos, pinceles…). Los movimientos básicos presentes en esos trazos serían tanto rectilíneos como curvos, y sobre ellos se deberá centrar la reeducación grafomotriz. Para ello, proponemos también ejercicios como, por ejemplo:

  • Repaso de líneas, trayectorias y dibujos.
  • Rellenado de espacios y figuras.
  • Copia en pizarra o en papel trazando líneas, curvas, bucles, círculos…
  • Trazado alternando la presión.

Todo esto, contribuirá al óptimo desarrollo grafomotor de los niños y contribuirá a su evolución escolar y personal posterior.

¿Qué puede hacer el logopeda para ayudar a desarrollar esta habilidad?

Con todo lo mencionado anteriormente, es posible que parezca una tarea aburrida y difícil de hacer con los niños, ¡pero todo lo contrario! Podemos utilizar todo tipo de materiales con ellos, rotus, lápices de colores, plastilina, pegatinas, o incluso si nos ponemos creativos, usamos cajones de arena, pintura de manos, mesas de luz, todo lo que haga falta para desarrollar estas actividades de la forma más lúdica para ellos.

Por poner un ejemplo de actividades que trabajamos en sesión con los peques:

Cuando viene un peque con dificultades en el trazado de las letras no nos ponemos a rellenar láminas y láminas eternas, sino que sacamos plastilina, hacemos figuras de lo que queramos trabajar sobre un modelo de papel, sacamos la caja de arena y nos podemos a dibujar con los dedos y la mesa de luz ya es el ejercicio estrella con los peques. Todo por alejarnos de la rutina y aprovechar los intereses de los niños para trabajar los objetivos.

A su vez, no puede faltar tanto en una clase de logopedia como en casa, una pizarra con sus tizas de colores o en su defecto rotus, no falla, y es una actividad que les encanta. Con ella podemos aprovechar prácticamente todos los puntos que hemos puesto en apartados anteriores, imitando patrones, trabajando el agarre, haciendo copia, etc.

El logopeda tendrá en cuenta el punto de trabajo en el que se encuentre trabajando en el colegio y teniendo, por supuesto, una buena coordinación con el profesorado y con los papás para el trabajo en casa.

Bibliografía

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  • Blog: ser padres

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