Vesubio (Italia), que en el año 79 antes de Cristo sepultó las ricas ciudades de Pompeya y Herculano, matando a prácticamente todos sus habitantes. Siglos después, en 1631, hizo erupción sobre cinco poblados y provocó la muerte de más de 3000 personas.
Etna (Italia). En 1669 arrasó la ciudad de Catania y en 1693 provocó la muerte de 60.000 personas, destruyendo a su paso más de 40 poblados.
Tambora (Indonesia). El 10 y el 11 de abril de 1815 su erupción decapito la mitad del volcán; sus 4330 metros se quedaron en tan solo 2850. Los piroclastos (fragmentos sólidos proyectados por un volcán en erupción) y las nubes de ceniza mataron a 12.000 personas. El clima del planeta se vio afectado gravemente, se registraron intensas tormentas de nieve en lugares cercanos a los polos y lluvias torrenciales en los trópicos y en el ecuador.
Krakatoa (Indonesia). El 26 de agosto de 1883 erupcionó con tal violencia que su sonido se escuchó incluso en Madagascar. Destruyó dos terceras partes de la isla y generó un "tsunami" de 40 metros. La materia volcánica que eructó formó la isla de Anak Krakatosa. Durante años se vieron en Europa atardeceres rojizos a causa de las cenizas que lanzo hasta la estratosfera.
Cotopaxi (Ecuador). El 26 de junio de 1877 un flujo ardiente de piroclastos descendió por todos los flancos del volcán y disolvió el hielo. Destruyó parte de Latacunga y continuó hasta Baños.
Mont Pelée (Martinica). La erupción del 8 de mayo de 1902 es recordada como el peor desastre volcánico del siglo XX: destruyó la ciudad de Saint-Pierre causando más de 30.000 muertos, casi todos por asfixia.