Estas Grandes esperanzas de Mike Newell se encamina tras las huellas de Dickens sin conseguirlo, pues el tormento trágico de los personajes del escritor inglés, tan característico en sus novelas, no acaba de adentrarse en el corazón de la enésima versión de su famosa novela, que no viene a aportar nada nuevo a lo ya visto y leído. Quizá, sin la necesidad de postergar una historia de pinceladas trágicas como ésta y reducirla al minúsculo escenario de un teatro, como Joe Wrigth hace con la Anna Karenina de Tolstói, sí merecía un tratamiento más ambicioso en el plano interpretativo de los personajes, donde quizá el más acertado sea un Ralph Fiennes correcto en su papel de benefactor anónimo, y al que podríamos añadir el esfuerzo del joven Pip (Jeremy Irvine) por sostener esta historia en la que sólo encuentra enfrente la frialdad en la mirada de una Estella (Holliday Granger) que nos recuerda mucho, quizá demasiado, a Julianne Moore de joven.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.