Los resultados de las elecciones generales griegas son aparentemente tremendos en su radicalidad, o eso nos quieren hacer creer. La prensa europea, conservadora o "progresista", ha reaccionado ante ellos con idéntico pavor. Hay que decir que el pavor no está en absoluto justificado; parafraseando a Rosa Luxemburg, "el orden reina en Atenas".
Es cierto que los dos partidos tradicionales se han estrellado. Los conservadores de Nueva Democracia han obtenido 1.100.000 votos, el 19%, la mitad de los que tuvieron en 2009. Al PSOK social-liberal/socialdemócrata le ha ido todavía peor: obtiene poco más de 800.000 votos, el 13%, perdiendo 2.200.000. Es asimismo evidente que han irrumpido nuevas fuerzas en el arco parlamentario heleno. Por la derecha, los llamados "griegos independientes", escindidos de Nueva Democracia, que han logrado en su primera concurrencia a unas elecciones 670.000 votos; mucho peor, los nazis de Amanecer Dorado (que ya es nombre para un partido de criminales), se han llevado 440.000 votos, el 7%, cuando en 2009 apenas habían logrado 20.000 papeletas, y ello en un país donde el 10% de la población fue liquidada hace setenta años por los mentores ideológicos de estas fieras. Por la izquierda, irrumpe una coalición de izquierdas heteróclitas denominada Syriza, que al parecer es la que pone de los nervios a periodistas y opinadores españoles: ha conseguido 1.050.000 votos, casi el 17%, cuando hace dos años tuvieron 300.000, Dimar, con 390.000 votos y el 6% de los votos, y el viejo Partido Comunista Griego, el KKE, con su medio millón de votos, el 8'50%, ha ganado unos escuálidos 18.000 votos en relación a 2009, estancamiento que en el contexto de estas elecciones equivale a un retroceso.
Está claro que las izquierdas "de toda la vida" (PASOK y KKE) no están en su mejor momento en Grecia, como no lo están en parte alguna de Europa salvo contadas excepciones (véase las recientes presidenciales francesas). Una nueva izquierda irrumpe pujante, y reclama espacio, lo que ciertamente es novedoso en estos tiempos pro tampoco señala la llegada del Apocalipsis. Eso sí, nazis y fascistas están consolidando a su vez espacios menores pero sólidos entre el electorado asustado, aunque el crimen con disfraz político siga estando muy lejos de e hallen lejos de convertirse en alternativa a nada.
Volviendo a las izquierdas emergentes :¿quiénes, y sobre todo qué, son Syriza y Dimar? Pues son dos coaliciones no tan distintas aunque sí algo distantes. Syriza tiene casi una década de existencia, y ha ido progresando electoralmente de un modo sordo pero sostenido. La integra una pléyade de grupos que van de la socialdemocracia y el ecologismo puros al trostkysmo más variopinto y multicolor, amén de reunir un buen número de independientes de todo pelaje y sabor en el ámbito d ela izquierda. Ocurre que Syriza, contra lo que parecería de semejantes orígenes y nos están dando a entender los medios, no es una horda de incendiarios de McDonalds sino un proyecto muy serio que ha ido cuajando y está ofreciendo alternativas concretas, prácticas y sensatas al desmadre político, económico y social en el que vive instalada Grecia desde hace unos años. Tanto es así que Syriza es partidaria del euro, de reforzar Europa y de modernizar Grecia; y de hacerlo mediante la renegociación de las actuales condiciones de pago de la deuda externa para liberar el dogal que asfixia la economía del país, y de la nacionalización de la banca a fin de crear instrumentos crediticios al servicio de los ciudadanos y las empresas. Más razonable, imposible
Dimar por su parte es una escisión de Syriza que se ha convertido en pista de aterrizaje para los disidentes del PASOK Esperaban acercarse al 20% de los votos y se han quedado en el 6%, pero es que nadie, ellos tampoco, contaba con Syriza. Para entendernos, Dimar es el PASOK del futuro una vez depurado de social-liberales y girado hacia la izquierda. En su presentación ha logrado agrupar a bastantes socialdemócratas anti-liberales disidentes, pero el voto de los socialistas de izquierda se les ha ido a Syriza; ese ha sido su fracaso en esta ocasión. Que los recuperen o no depende sobre todo de como maniobre Syriza, y de si Dimar es capaz de seguir dibujando un perfil propio como partido que siga recogiendo militantes y votantes del PASOK desencantados.
Con el KKE nadie cuenta, probablemente ni quienes lo forman. Más que un partido es un fósil que respira, un milagro de supervivencia anquilosada.
Algunos dirigentes del PASOK han pedido un gobierno de izquierdas con Syriza y Dimar. Hoy por hoy no parece posible, a menos que los políticos de izquierda griegos sean de una audacia desconocida hasta el momento. Pero al cabo ese es el único horizonte razonable para Grecia, la articulación de un frente de izquierdas que desde la responsabilidad y el europeísmo de una alternativa global al derrumbe del capitalismo salvaje en ese rincón de Europa, e ilumine así un camino para otros países del Viejo Continente en situación similar.