Puesto porJCP on Mar 4, 2015 in Autores
La información que difunden los “grandes medios serios” españoles sobre la guerra económica a varias bandas que se ha desatado a propósito de Grecia es incomprensible porque, entre otras cosas, dan por ciertas y aplauden las medias verdades y las mentiras políticas de Mariano Rajoy y Luis de Guindos.
Es imposible que el ciudadano común entienda lo que ocurre porque, de entrada, los medios pasan de puntillas sobre aspectos tan fundamentales como este: el Estado griego jamás podrá amortizar el 100 % de la deuda contraída más los intereses que suma cada año [deuda, por cierto, cuyo origen está en el empeño del bipartito ND-Pasok (PP-PS) de hacer trampas para que el país heleno entrara en el euro. Ver «Quienes afirman que la generosa protección social arruinó a Grecia, ¡mienten!»].
La fe en el neoliberalismo y las amistades peligrosas obnubilan la razón
Salvo en el puñado de países de la Unión Europea (UE) que tienen gobiernos “avestruz” —con el del Reino de España como paradigma—, en casi toda Europa y en numerosos medios han sido difundidas informaciones suficientes para que la mayoría de los ciudadanos sepan que hay socios de la UE que hacen cuanto pueden para que la Troika no ceda ni un milímetro y asfixie al Gobierno de Syriza.
Pero en España se dan dos circunstancias especiales: primera, el presidente Rajoy carece de escrúpulos políticos y niega ejercer presiones; y segunda, todos los “grandes medios serios” están en mayor o menor medida controlados por la banca o endeudados con ella —que es la principal contrincante de Syriza— y por tanto sólo pueden vender el lavado de manos de La Moncloa y verdades similares.
Así las cosas, un alto porcentaje de ciudadanos españoles se ha quedado con la copla de que Madrid es el inocente niño del cuento y Atenas, la bruja malvada que nos tiene manía.
Por descontado, el Gobierno español no es el único partidario de que el Estado griego siga asfixiando a la población para satisfacer el negocio de la gran banca trasnacional, también presionan los gobiernos portugués e irlandés, donde se aplican tremebundos recortes del gasto social para reparar los daños causados por el inacabado euro.
Lógicamente, todas las capitales de la eurozona miran con preocupación hacia Atenas, desde Ámsterdam, Berlín, Bruselas, París o Helsinki hasta Roma —Italia arrastra una deuda descomunal—, pero son pragmáticos y cautos; sí, hasta Angela Merkel es más cauta que Rajoy.
Casi todos los gobiernos de la Unión Económica y Monetaria (UEM) son conscientes de que hay un problema en ciernes más grave que la deuda: si Grecia es expulsada del euro, o si su gobierno es arrastrado al borde del abismo y forzado a huir de la divisa única, la UEM quedará herida de muerte.
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Tres bloques anti-Syriza o anti-Grecia, que a estas alturas tanto da
Hace apenas un mes era improbable —no imposible— y a estas alturas ya todo es posible en la loca UEM, de modo que puede usted imaginar sin miedo a caer en la utopía que el Gobierno heleno logra un acuerdo y se aplica una quita de cuantía suficiente para poner coto al empobrecimiento de sus habitantes, ¿cómo justificarían entonces el decenio largo de sufrimiento social que el Estado irlandés ha tenido que imponer a sus ciudadanos para corregir el desmadre fiscal de Bertie Ahren que tantas veces alabó y avaló Rajoy?
Más cerca: ¿cómo justificarían el tijeretazo aplicado para reparar el daño de las burbujas y para amortizar el rescate aceptado por el Gobierno de Rajoy para salvar el sistema financiero?
En esa guerra económica no hay dos bandos, como pretenden hacernos creer los analistas políticamente correctos y los “grandes medios serios”. ¡Ya está bien de reducir todo a buenos y malos!
Resumiendo, cabe apuntar la existencia de tres grandes bloques anti-Syriza, o anti-Grecia —como usted prefiera—, dando por supuesto que dentro de esos tres grupos hay matices:
- a) el fundamentalismo neoliberalde los gobiernos de la UEM que aceptaron rescates o acusan elevada deuda, que ahora presionan con mayor o menor convicción para que la Troika aplique a rajatabla la doctrina y rechace toda posibilidad de arbitrar una quita que permita a Grecia salir del agujero;
- b)el bloque sistémico del FMI, incluida la banca: partidario de cobrar las deudas más los intereses, contra más mejor; ¡pero ojo!, puestos en la necesidad de respetar leyes de mayor trascendencia a los bancos les da igual quien pague e incluso se contentan con recuperar el principal (siempre lo hacen cuando corren grave riesgo de reventar el monopoly); y
- c)el pragamatismo de la mayoría de países miembros de la UEM, que con Alemania a la cabeza quieren que Grecia asuma todas sus obligaciones… ¡o al menos las básicas!, pues hay un objetivo central: no reventar la credibilidad y viabilidad del euro, y la segunda es imposible sin la primera.
[Casi todos los gobiernos de la UEM, con Alemania y Francia al frente, coinciden —así lo han expresado en distintos foros con o sin matices— que en cuanto la eurozona salga del atolladero en el que se ha atascado deberá completar la construcción de la moneda única porque tal como está, a medio hacer —que es como quedó en 1999—, destila más problemas que ventajas. Hasta el gobierno del principal paraíso fiscal de la UE, Luxemburgo, es consciente de esa necesidad]
El osado alumno del XIX quiere dar clases al prudente profesor del XXI
En principio, cuando Syriza ganó las elecciones y se inició la actual guerra económica con Grecia, el Gobierno español ejercía la presión que el Gobierno alemán deseaba pero que evitaba cuanto podía para no “quemarse”.
Al paso de unas semanas el gabinete de Rajoy ni siquiera juega el papel del amigo leal (incluso servil), sino que empecinado en su fundamentalismo neoliberal va más allá y varios de sus dirigentes han hablado con inquietante irresponsabilidad de expulsar a Grecia de la UE o de que ella misma se vaya. Cuando oyen o escuchan ciertas simplezas, en Berlín ora sonríen ora rezan (por no llorar); pero lo que más molesta en la capital germana es la propensión que tiene el PP a endurecer o aflojar su posición mirando siempre de reojo a las urnas.
Al mismo tiempo, en la Troika también se han ido perfilando y asentando las posiciones.
El FMI ejerce de FMI, no puede ser de otra manera, al fin y al cabo se trata de la autoridad internacional en materia monetaria… ¡y es rabiosamente monetarista!
El Banco Central Europeo (BCE) cumple la enrevesada y a ratos absurda tarea de un banco central que está forzado a vivir en la impostura, sabedor de que no es política, financiera ni económicamente independiente, pues en asuntos de base política siempre debe hacer lo que determina el Eurogrupo, o consejo de la Eurozona [órgano formado por los ministros de Economía, Finanzas y/o Hacienda de los Estados miembros de la UEM].
¿Y qué hace la Comisión Europea, la tercera pata de la Troika? El equipo que dirige Jean-Claude Juncker —coautor de la más eficaz trama luxemburguesa de evasión fiscal— se limita a seguir con mayor o menor acierto y disimulo las instrucciones que dan Berlín, Londres, París y en menor medida, Roma.
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La derecha hispana, empeñada en desnudar lo que la germana prefiere ocultar
Groso modo, ese es el escenario y esos son los papeles que interpretan los principales actores en presencia.
Lógicamente, hay detalles y matices, pero en todo caso nadie representa la obra de teatro que venden la mayoría de los “grandes medios serios” españoles, empeñados en el maniqueo buenos vs. malos, Rajoy vs. Tsipras… desnudando muy probablemente sin querer la realidad que la banca, Merkel y sus aliados inteligentes tratan de ocultar por todos los medios:
En la guerra de y contra Grecia no sólo se dilucida una lid jurídico-económica, sino también y fundamentalmente un enfrentamiento social y político entre, por un lado, la banca y el Gotha y por el otro (aunque muchos de ellos no sean conscientes) los trabajadores, autónomos y pequeños empresarios europeos; dicho de otro modo: los PP vs. izquierda en general [digo izquierda, no los PS].
En España hay quienes dicen que Rajoy no se entera de lo que se juegan la Unión Europa y la UEM; yerran, los rajoy saben todo eso y más, no lo dude, pero les puede lo que son y lo que fueron.
[Si en Europa hay un nacionalismo de extrema derecha “moderno”, bien incrustado en el mundo financiero y en las grandes empresas creadas al amparo del Estado, y que además ha logrado disimular con eficacia su esencia, ese nacionalismo ultra casi perfecto es el PP español]