Mientras que la revelación de las extrañas Tierras Bajas fue el encanto de Gregor: las Tierras Bajas, el primer libro de la saga, su secuela nos describe el mundo de Gregor como un lugar moralmente desordenado donde los personajes no lo van a tener nada fácil. Después de la primera aventura todo apuntaba que la vida de Gregor iba a ser mucho más sencilla, pero Suzanne Collins no ha sido tan generosa. Los problemas en su casa continúan y nuestro joven héroe tiene que seguir ayudando a su madre como lo hacía antes. Sin embargo, después de la experiencia vivida en la aventura anterior, empezamos a notar a un Gregor más cínico y duro que se verá obligado a tomar decisiones no siempre fáciles. Por encima de toda la acción trepidante de la historia, lo que más me gusta de esta serie es su profundidad. Además, habla de todo lo que podría hablar una saga destinada al público más juvenil: la familia, el amor, la lealtad, el honor, el respeto, sobre no juzgar a toda prisa y sobre que nuestras acciones tienen consecuencias… También he apreciado mayor profundidad en el propio desarrollo de los personajes, cada vez más interesantes: en este libro crecen y cambian a medida que progresa la historia. Por su parte, Botts sigue siendo adorable y en sus manos siguen recayendo los momentos más divertidos gracias a sus travesuras constantes. Sobre los demás personajes, los hay de todo tipo: sorprendentes, irritantes, divertidos, tiernos, peculiares… Y no quiero olvidarme de un secundario en particular que, personalmente, creo que puede depararnos alguna que otra sorpresa. No diré más.
Cualquier persona que se haya enamorado de los personajes de las Tierras Bajas estará encantada de volver a encontrarse con ellos y leer las mil aventuras que les quedan por vivir. Aunque en principio esta historia pueda parecer predecible, me encanta cómo Suzanne Collins le va dando pequeños giros inesperados. No sé vosotros, pero yo ya me estoy frotando las manos pensando en el tercer libro…