Gregorio Peces-Barba siempre fue un señor situado en la derecha del PSOE. Ocurre que en las últimas dos décadas el partido, o mejor dicho quienes lo manejan, se han ido tan a la derecha que Peces-Barba pasa últimamente por ser "casi" de izquierdas. Por lo demás siempre ha sido un señor muy circunspecto y muy puesto en su papel de catedrático experto en Derecho Constitucional, que es una rama del Derecho a mi entender bastante cercana a la Teología pura y al estudio del sexo de los ángeles.
Don Gregorio es además "padre de la Constitución", una cosa que da mucho pisto aunque cada vez más esto de la Transición, la Constitución de 1978, la Monarquía juancarlista y el enjuague postfranquista en general, empiece a oler a lo que fue: una gigantesca tomadura de pelo a las aspiraciones populares. Pero a lo que vamos. Hace un par de días don Gregorio asistía al Congreso Nacional de la Abogacía y al parecer el hombre se sintió dicharachero, cosa por cierto más bien rara en él, tan serio y formal siempre. Dijo don Gregorio que en tiempos del conde-duque de Olivares se decidió "dejar a los portugueses y quedarnos con los catalanes", aludiendo a que la monarquía castellana se encontró en aquellos años del siglo XVII peleando simultáneanente contra dos levantamientos, uno en Portugal y el otro en Catalunya; al no poder luchar en dos frentes, la monarquía hispánica decidió concentrarse en Catalunya y abandonar Portugal. Continuó apuntando, supuestamente jocoso, Peces-Barba: "Yo siempre digo en broma, qué hubiera pasado si nos quedamos con los portugueses y dejamos a los catalanes. Quizás nos hubiera ido mejor”.
Según el diario El País de ayer jueves día 27 de octubre, Peces-Barba siguió eructando en el mismo tono, presuntamente distendido, a pesar de que una treintena de abogados catalanes se levantaron y abandonaron la sala: "No soy pesimista. Estaremos en mejores condiciones que en otras épocas. No sé cuántas veces hubo que bombardear Barcelona (...) Creo que esta vez se resolverá sin bombardearla". Como para echarse unas risas con las ocurrencias del señor Peces-Barba.
A mí me gustaría pensar que aquella mañana don Gregorio se había fumado un cigarrillo extraño, o que simplemente había consumido demasiado alcohol. Cualquiera de las dos explicaciones me produciría alivio, al descartar que don Gregorio estuviera ofreciendo su pensamiento real sobre "el problema catalán". Y es que esas bromas que no son tales resultan enormemente preocupantes en boca de alguien que dice ser -más o menos- de izquierdas, pero al que sobre todo se tiene por un "experto en Derecho Constitucional". Porque si la Constitución española ha de entrar como dicen que entraba la letra antiguamente -con sangre-, en este caso mediante los bombardeos a cañonazos de Barcelona desde el castillo de Montjuïc como en épocas pretéritas o desde aviones fascistas "nacionales" como en otras más recientes, pues apaga y vámonos. Pero vámonos de aquí a la carrera con las mujeres y los niños primero, por lo que pueda ser.
Más triste aún es que visto el revuelo montado, don Gregorio intentara luego disculparse pero en realidad solo consiguiera acentuar la ofensa, al sostener que los catalanes carecemos de sentido del humor. Solo le faltó decir que, como recomendaban al paisano los otros mozos que le habían molido a golpes en el famoso chiste de Gila, si los catalanes no tienen sentido del humor para aguantar los palos lo mejor es que se vayan del pueblo.
Cualquiera diría que al excelso constitucionalista le hace tilín la idea de dejarnos a los catalanes fuera de España. Como le oí decir en la SER, quizá fuera mejor "dejarnos marchar". ¿Y quién se ha creído don Gregorio que es para "permitirnos" irnos o quedarnos?. Nos iremos o nos quedaremos si lo decidimos democráticamente nosotros, los afectados, no un tipo soberbio que se comporta como si fuera un autoritario y arrogante capitán de los Tercios de Flandes. ¿Y qué hará don Gregorio si los catalanes decidimos irnos, enviarnos a la Legión? Y si no queremos quedarnos ¿nos mandará al rincón de los castigados, como a los niños malos y rebeldes?.
Don Gregorio Peces-Barba acaba de hacerles media campaña electoral a los independentistas catalanes, al demostrar que debajo de tanto constitucionalismo "de izquierdas", puede existir por desgracia la misma caspa carpetovetónica que en el bigote fascistoide de José María Aznar. Apañados estamos los catalanes y los españoles de buena voluntad con estos "expertos constitucionalistas".
En la imagen que ilustra el post, un grabado de época muestra uno de los criminales bombardeos militares de Barcelona efectuados desde Montjuïc. Este en concreto ocurrió el 3 de diciembre de 1842, por orden del general Espartero.