GTD para dummies: el compromiso

Por Elgachupas

Comienzo hoy una serie de artículos sobre GTD, cuyo propósito es ayudar a cualquiera que se lo proponga a poner en práctica el método de David Allen con éxito. No perderé mucho tiempo en explicar la teoría –que está perfectamente detallada en el libro que da nombre al método–, ni profundizaré en aspectos que ya he tratado y seguiré tratando en otros artículos del blog.

El objetivo principal es implementar GTD de forma rápida y efectiva. Como veréis muy pronto, tener un sistema GTD funcional no es complicado, ni tampoco lleva mucho tiempo –lo que demostrará lo errado del principal mito que circula entre los neófitos. El problema real está en desarrollar los hábitos necesarios para mantenerlo funcionando.

Para implementar GTD, como para conseguir muchas otras cosas en la vida, se requiere un compromiso serio, en este caso un compromiso por querer mejorar nuestras vidas. GTD puede darnos eso y mucho más. Pero lamentablemente, nada es gratis. Durante el proceso será necesario poner en juego mucha disciplina, y no podremos ser disciplinados por mucho tiempo si no hay un verdadero compromiso.

En vuestros comentarios al artículo pasado me disteis muchas razones por las que creíais que habíais fallado a la hora de implementar GTD. Pues bien, el único motivo por el que la mayoría de la gente fracasa no es porque los conceptos sean difíciles, ni porque el método conste de muchos pasos complicados. Tampoco podemos echarle la culpa a las herramientas –podemos implementar GTD con papel y lápiz, si queremos. El único problema es la falta de compromiso, y por ende de disciplina.

La necesidad de mantener una disciplina férrea es la mala noticia. Afortunadamente hay una buena, y es que la disciplina solo será necesaria al principio, durante las primeras semanas y meses. Una vez que los hábitos comiencen a desarrollarse y consolidarse todo será muchísimo más fácil. Recopilar llegará a convertirse casi en un acto reflejo, y hacer la revisión semanal terminará formando parte natural de nuestro trabajo, como enviar correos electrónicos o asistir a las reuniones.

Así que la primera tarea que te propongo en esta serie es hacer acopio de compromiso. ¿De verdad quieres mejorar tu productividad personal? Piénsalo detenidamente. Si no deseas con todas tus fuerzas ser más organizado y productivo, no pierdas el tiempo. Ni el libro de David Allen, ni esta serie, ni todos los blogs del mundo te podrán ayudar. Estás avisado.

En el próximo artículo empezaremos dando un vistazo general a los principios productivos que subyacen de GTD –especialmente indicado para los lectores que todavía no lo conocen, pero que espero sea interesante para los que ya tienen algo de experiencia. Después iremos directamente al grano, atacando el primer hábito: recopilar en todo momento y lugar.

Ahora te invito a meditar…

¿Realmente eres consciente de lo que puedes conseguir con GTD? ¿Te seduce la idea? ¿Crees que tienes la motivación necesaria? Comparte tus ideas en un comentario.

Foto por Marc van der Chijs (via Flickr)