Los héroes gemelos Jun Junajpú y Vukub Junajpú y su descenso al Mundo de Abajo
Tanto en la cultura náhuatl, de los aztecas en México, como en la región Maya'etik de Guatemala, existía el juego sagrado de pelota de hule (caucho), cultivado en la zona subtropical de América Central, y era -ese deporte- la ocupación favorita de los míticos héroes gemelos Jun Junajpú y Vukub Junajpú.
El estadio de aquel juego, bajo los auspicios de los dioses -como los Juegos Olímpicos en la antigua Grecia- simbolizaba la puerta del oscuro y húmedo Mundo de Abajo, llamado Xibalbá.
Según este mito de los mayas, los Señores del Infierno, llamados Jun Kamé, que significa "1-Muerte", y Vukub Kamé, que significa "7-Muerte", se molestaron por el ruido del juego de pelota de los Gemelos, y les pidieron a los Demonios de la Muerte que los castigasen.
Luego, los demonios enviaron a cuatro búhos para que desafiaran a los dos hermanos a jugar a la pelota con ellos en el Inframundo.
Aunque la madre de los Gemelos, Xmukané -que tenía la cualidad divina de la anciana bruja de la Creación Cósmica- no estaba de acuerdo con esa invitación infernal, Jun y Vukub Junajpú decidieron bajar.
Cruzando el umbral del Mundo de la Muerte, tuvieron que pasar por un río de sangre, y por la oscuridad profunda, afrontando cuchillos y otros obstáculos.
En una encrucijada de cinco colores, eligieron el camino negro, lo que significaba su destrucción.
Al llegar al Mundo de Abajo (Xibalbá), encontraron solamente las estatuas de madera de los Señores del Infierno Jun y Vukub Kamé, quienes ordenaron a los heroicos hermanos sentarse sobre unas piedras incandescentes.
Luego se les indicó que mantuvieran la llama de dos antorchas en la Casa de la Oscuridad. Los Gemelos no lograron cumplir con su misión, por lo que se vieron obligados a ser sacrificados y enterrados en el estadio infernal del juego de pelota. Entonces clavaron la cabeza de Jun Junajpú en una rama seca, que inmediatamente se llenó de calabazas. La calavera de calabaza inesperadamente escupió en la palma de Xkik -la hija de Kuchu Ma Kik, que era el Señor del Mundo de Abajo-, y la dejó embarazada.
Su padre decidió matarla, pero luego, unas lechuzas mensajeras la rescataron y le entregaron a su enojado padre un pedazo de resina roja, que simbolizaba su sangre. Así él se dejó engañar.
Luego, Xkik conoció a su suegra, Xmukané, pero ella le dijo que se fuera de ahí, creyendo que su hijo, Jun Junajpú, ya estaba muerto. Entonces, mandó a su nuera para que le trajera una cosecha completa de maíz de un campo que tenía solamente una planta... Ella lo logró, demostrando así su razón.
Después del nacimiento de sus hijos gemelos, llamados Junajpú y Xbalanké, comenzó la envidia y el odio en contra de sus hermanastros, Jun B'atz' y Jun Chuén. - que eran también gemelos e hijos de Jun Junajpú.
Entonces tenemos tres pares de gemelos:
B´atz´ y Chuén eran artistas y músicos, mientras que Junajpú y Xbalanké eran cazadores.
Los dos primeros robaban los juegos de los segundos y dejaban en su lugar unos huesos.
Los segundos, para vengarse, les pidieron que bajasen de las ramas de un árbol las aves que ellos habían cazado y que supuestamente se habían quedado enredadas allí.
B´atz´ y Chuén treparon para bajar los pájaros, pero de repente el árbol se alzó y alcanzó el cielo.
Junajpú y Xbalanké les gritaron para que se bajaran atados por sus cinturones -un descuido que los transformó en monos / mecenas de la música y la danza de la cultura maya, que se pueden comparar con el segundo Sol azteca en México.
Los Señores del Infiernο, enojados, mandaron a los cuatro búhos para invitar a ese par de Gemelos al Inframundo.
Pasando por las mismas pruebas, llegaron a la encrucijada de los cinco colores. Junajpú se quitó un pelillo de su cabello, lo transformó en mosquito y lo mandó a explorar el camino.
Los Gemelos convencieron a Jun y Vukub Kamé de que podían mantener la llama en la Casa de la Oscuridad, colocando en sus antorchas unas plumas rojas de loro.
También pasaron con éxito por la Casa de los Cuchillos, la Casa del Frío, la de los Jaguares y la del Fuego. Pero en la Casa de los Murciélagos, Kama Zotz´ cortó la cabeza de Junajpú. Entonces, un animal tropical, el coatí, le trajo a Xbalanké un calabacín para reemplazar la cabeza verdadera de su hermano.
Los Señores del Infierno usaron la cabeza cortada del Héroe para jugar al deporte de pelota.
Xbalanké les engañó, intercambiándola con un conejo.
Los dioses de la muerte luego pidieron a los Gemelos que saltaran sobre unas hogueras. Después de que finalmente ellos fueron quemados, les molieron los huesos y los arrojaron al río, donde -por extraño sortilegio- renacieron convertidos en peces.
Los dos hermanos aparecieron al día siguiente disfrazados de mendigos, frente a los demonios, demostrando su habilidad para resucitar a los muertos.
Los Señores de la Muerte piden probarlo, por lo que los Héroes Gemelos Junajpú y Xbalanké dejan muertos a los demonios Jun y Vukub Kamé, triunfando así sobre la Muerte.
Después de haber venerado a su padre y a su tío, Jun y Vukub Junajpú, que eran gemelos y héroes, ascendieron al cielo en forma de Sol y Venus (el planeta), al igual que Karai -el Señor de los Guaraní paraguayos- y de Hera -la diosa de la Grecia clásica- respectivamente.