Guerra de los 100 años

Por Enrique @asurza

La guerra, llamada Guerra de los 100 años, duro en realidad, ciento dieciséis años desde el año 1337 hasta el año 1453. Esta guerra se dio entre Francia e Inglaterra, el principal motivo fue la posesión de los territorios franceses. Es la última guerra feudal y el ejemplo más perfecto de este tipo de guerras. Al inicio Inglaterra tomo posesión de tierras francesas, pero al final de la guerra Francia logró recuperar los territorios ocupados por los franceses, gracias a la intervención de Juana de Arco.

Causas de la Guerra de los 100 años

La enemistad franco inglesa en la Edad Media fue la principal causa, además Flandes condado vasallo de Francia con aspiración de independencia, era ayudado frecuentemente por los reyes ingleses, que tenían en él su principal mercado importador de lanas. Hay que tener en cuenta que de Guyena sacaba de Inglaterra sus famosos vinos y la sal, ambos de un gran volumen comercial. Francia, a su vez, ayudaba a los escoceses en sus continuas luchas contra Inglaterra.
El monarca inglés poseía gran parte del occidente de Francia, prácticamente desde el Loira hasta los Pirineos, y que era un vasallo feudal que no cumplía con sus deberes que como tal debía al rey francés.
Además se una une la cuestión dinástica promovida por la muerte de Carlos IV, en 1328, sin sucesión directa, el tercer hijo de Felipe IV, sucesor de sus dos hermanos Luis X y Felipe V, muertos asimismo sin sucesión. Eduardo III de Inglaterra, sobrino de estos tres reyes, como hijo de Isabel Capeto, casada con Eduardo II, pretendió el trono de Francia, pero los franceses, más por razones políticas que jurídicas; dieron la corona a Felipe VI de Valois, primo hermano del último rey.
La monarquía de Francia no estaba todavía centralizada, ni poseía una economía fuerte; su ejercito no había rebasado aún la fase feudal. Inglaterra, mucho menos poblada, tenía una economía mejor organizada; su ejercito podía considerarse nacional y estaba dotado de un armamento superior.

Los Reyes

Reyes Ingleses

Durante la guerra reinaron en Inglaterra cinco reyes:
Eduardo III (1327-1377), hombre de sentido práctico, de carácter enérgico y que fue excelentemente ayudado por su hijo el Principe Negro.
Ricardo II (1377-1399), su nieto, débil a pesar de sus crueldades, que le hicieron impopular y le costaron la destitución y la vida, ya que murió encerrado en el castillo de York.
Enrique IV de Lancaster (1399-1413), nieto también de Eduardo III, legado al trono por una sublevación, reorganizó el ejército, lo que aprovechó su hijo.
Enrique V (1413-1422), el gran rey inglés del siglo XV, notable militar y prudente político.
Enrique VI. El último rey inglés de la guerra, débil e irresoluto.

Reyes Franceses

En Francia reinaron igualmente cinco reyes. Los tres primero, contemporáneos de Eduardo III, fueron:
Felipe VI (1328-1350), caballeresco y brillante, símbolo de la indisciplinada nobleza francesa.
Juan el Bueno (1350-1364), impotente para dominar la anarquía nobiliaria.
Carlos V el Prudente (1364-1380), sagaz político.
El sucesor de Carlos V fue Carlos VI (1380-1422), cuyo reinado coincide co el de los tres reyes ingleses, Ricardo II, Enrique IV y Enrique V. Carlos VI, afectado de locura a consecuencia de un accidente de caza, llevó a Francia al borde de la ruina.
El último rey de la guerra en Francia fue Carlos VII (1422-1461), contemporáneo de Enrique VI y restaurador de la nacionalidad francesa.

Los periodos de la Guerra de los 100 años

La guerra de los 100 años puede dividirse en dos periodos: el primero dura desde 1337 hasta 1380 y termina con la muerte de Carlos V. El segundo, de 1380 hasta 1453, acaba con la expulsión de los ingleses de Francia.

Primer periodo de la lucha

La necesidad de dominar el mar por ambos bandos hizo que la primera batalla fuera naval. En 134, la escuadra inglesa batía a la francesa en L’Ecluse, quedando dueña del mar, y un ejército inglés desembarcaba en el continente y llegaba casi hasta París. En su retirada fue atacado por el ejército francés, al que derrotó en Crécy (1346).
La batalla de Crécy es un claro exponente de la diferencia de organización militar entre Francia e Inglaterra.

En pocas horas se resolvió la batalla, que costo a los ingleses 40 arqueros, mientras los franceses perdieron cuatro mil hombres, de los cuales 1500 eran caballeros.
Eduardo III, después de felicitar al Príncipe Negro, verdadero artífice de la victoria, marcho sobre Calais, plaza que se rindió tras un duro sitio y que lo ingleses conservaron en su poder hasta 1558, cuando la perdieron en la paz de Cateau-Cambresis. Calais representaba para Inglaterra tener una puerta abierta en el continente.
La Peste Negra, interrumpió la guerra algunos año hasta 1355, cuando el Principe Negro venció en Poitiers al rey Juan II el Bueno, que quedó prisionero. La batalla puede considerarse como una repetición de Crécy. El rey Juan tuvo que firmar en el cautiverio un tratado llamado de Brétigny (1360), por el que se reconocía al rey inglés la propiedad de todo el oeste de Francia, a cambio de su renuncia a la corona francesa. El rey francés recobro la libertad, previo pago de un rescate de 40 millones de francos.
Mientras tanto el desorden se había apoderado de Francia. En la capital, el preboste de mercaderes Esteban Marcel, caudillo de la burguesía, se hizo cargo del poder y arranco al rey en 1357 la firma de la Grande Ordannance (imitación de la Carta Magna), mientras en el campo, los aldeanos, exasperados por el hambre, la peste y la conducta desordenada de los mercenarios, saqueaban las propiedades nobiliarias y mataban a sus ocupantes en la sangrienta revuelta de Jacquerie (nombre que proviene del de Jacques Bonhomme, epíteto con el que la nobleza nombraba a los campesinos), en 1358. Pero los señores triunfaron al fin. Después de reprimir con increíble dureza la revolución campesina y habiendo asesinado a Esteban Marcel (1359), llevaron al Delfín o príncipe heredero Carlos a París. En 1364 moría en Londres su padre Juan II.

Jacqueriehh

Reinado de Carlos V

En el reinado de Carlos V, Francia se recuperó pronto. Aliado de Castilla y Portugal, inmovilizó a Navarra y amenazó por la espalda el dominio inglés en Guyena. El bretón Bertrand Duguesclin logró alejar las depredaciones de las compañías mercenarias llevándolas, en 1365, a España, donde lucharon a favor de Enrique de Trastámara contra su hermano bastardo Pedro el Cruel. Denunciado el tratado de Brétigny en 1368, se reanudó la guerra contra Inglaterra, llevada victoriosamente por Duguesclin, nombrado condestable. Se fue apoderando de los territorios que los ingleses ocupaban en Francia hasta dejar reducidos sus dominios a Bayona, Burdeos y Calais. En 1376-1377 murieron el Principe Negro y Eduardo III.

Crisis en Inglaterra y Francia

La tregua que siguió a estas victorias fue de grave crisis en Inglaterra a consecuencia de los desastres militares. Un herrero llamado Wat Tyler dirigió una temible insurrección obrera, que puso en peligro la corona de Ricardo II. Aunque éste consiguió dominarla, no pudo evitar que los nobles le destronaran para nombrar a su primo Enrique IV de Lancaster (1399).
En Francia, al mismo tiempo, la locura de Carlos VI provocó la formación de una regencia. La disputa por el poder entre el Duque de Borgoña y el Duque de Orleáns produjo una verdadera guerra civil, llamada de borgoñeses y armañacs.

Segundo periodo de la lucha

Enrique V de Inglaterra supo aprovechar la guerra civil de Francia entre borgoñeses y armañacs y logró vencer a los franceses en Azincourt (1415), batalla en la que los franceses reincidieron en los mismos defectos de Crécy y Potiers. El duque de Borgoña, Felipe el Bueno (1419-1467), desolado por el asesinato de su padre, Juan Sin Miedo (1371-1419), atribuido al Delfín Carlos, se pasó a los ingleses, y con su ayuda éstos impusieron al débil Carlos VI el Tratado de Troyes (1420), por el que se pactaba el matrimonio de Enrique V con Catalina, hija del rey francés. El hijo que naciera de este matrimonio heredaría Francia con perjuicio del Delfín.
A los dos años de este tratado murieron Carlos VI y Enrique V, y fue coronado en París Enrique VI niño de diez meses, mientras Carlos VII lo era en una oscura aldea del Berry. Los ingleses sitiaban Orleáns, cabeza de puente sobre la Loira, única región que escapaba a su dominio, cuando apareció Juana de Arco.

La reacción francesa, Juana de Arco

Presentándose ante Carlos VII, le señalo como verdadero rey, heredero de la corona de Francia. El misticismo ganó a los franceses. Carlos VII le confió un ejército, con el que pudo entrar a Orleáns (1429). Después de esta victoria, hizo coronar a Carlos VII en Reims. Luego venció a los ingleses en Patay. Al años siguiente entraba en Campiegne, pero al hacer una salida fue hecha prisionera por los borgoñeses, quienes la entregaron a los ingleses. Por instigación de la Universidad de París, fue sometida a un proceso por hechicería. Condenada a la hoguera murió quemada en Ruán, en 1413.

Juana de Arco

Fin de la Guerra de los 100 años

La actuación de Juana de Arco fue breve, pero decisiva. En 1435, Felipe el Bueno de Borgoña firmó el Tratado de Arrás con Carlos VII, por el que se conservaba Artois y Picardía y se le dispensaba de prestar homenaje al rey de Francia. El mismo año moría lord Bedford, jefe del ejército inglés. En 1437, París abría sus puertas a Carlos VII. En 1441 se firmo una tregua de nueve años, conservando a los ingleses tan solo la parte de Guyena y Normandía. Rota la tregua en 1449 por los ingleses, fueron vencidos poco a poco y quedaron reducidos a la plaza de Calais, terminando así, sin ningún tratado de paz, la guerra.

Francia después de la Guerra de los 100 años

Al terminar la Guerra de los 100 años, Francia se hallaba agotada. El feudalismo estaba deshecho; el campo, a merced de los salteadores. Carlos VII (1422-1461) restableció el orden, apoyándose en la burguesía y en los segundos de la burguesía. En las Ordenanzas de Orleans reglamentó la economía y a la vez, la justicia, y estableció el ejército permanente. Con estas reformas puso a Francia en el camino de la monarquía absoluta.

Mapa de Francia durante la Guerra de los 100 años