Guerrilla Girls o la Conciencia del Mundo del Arte.

Por Alejandra De Argos @ArgosDe

 

La Nave 16 del MATADERO de Madrid expone  desde el pasado 30 de Enero hasta el 26 de Abril de 2015, el trabajo realizado por el colectivo artístico feminista, Guerilla Girls. La muestra conmemora los treinta años de vida de estas activistas. 

Las Guerrilla Girls son un colectivo de artistas anónimas surgido en la década de los 80 en los Estados Unidos para protestar por las diferencias sexistas que sufren las mujeres en el mundo del arte. Su primera aparición se remonta a 1985 cuando se manifestaron delante del Moma de Nueva York para poner de relieve la escasa representación femenina en la exposición de arte contemporáneo titulada An Internacional Survey of Painting and Sculpture. De los 169 artistas que participaron en ella, sólo 13 eran mujeres. Desde ese momento no han dejado de denunciar el olvido sistemático al que se enfrenta el sexo femenino,  no solo en el ámbito artístico sino también en el empresarial y el político.  Reivindican el escaso papel que tiene la mujer dentro del mundo del arte y denuncian la falta de apoyo de las instituciones públicas a su trabajo, a demás  de la invisibilidad generalizada en el ámbito cultural y social. Buscan no solo la igualdad de derechos, sino la igualdad de oportunidades en un mundo donde los hombres marca las reglas del juego. Quieren un “yo”, más allá de la dicotomía de sexo y genero. El sexo biológico se ha convertido en un genero social que discrimina y relega a la mujer.

Posiblemente lo que más llama la atención de la exposición de las Guerrilla Girls sea la concienciación  del hecho de que el feminismo como movimiento reivindicativo ha dejado de estar presente en la opinión pública actual, frente al interés que despertó en la década de los ochenta, cuando se hizo visible no solo en la calle sino también en el mundo académico con la aparición de los primeros departamentos de “Women’s Studies” en las universidades de Gran Bretaña, Francia, Italia y Estados Unidos. Su presentación, en los circuitos artísticos madrileños (antes se ha podido ver en Bilbao) supone una buena ocasión para reflexionar sobre aquellas certezas que han acompañado a los grandes relatos sobre la historia del arte (siempre escrita por hombres), y  la posibilidad de volver a ellas con mayor capacidad de análisis y una mejor disposición e interpretación del sujeto social femenino. 

Las mascaras de gorila  con las que se presentan ante el publico son una seña de identidad de este grupo que busca el anonimato de sus componentes y utilizan como nombre los de  mujeres ilustres desaparecidas, únicamente sabemos que todos sus componentes son artistas o están vinculadas al mundo del arte. Su imagen sirve como vehículo de su propio discurso convirtiéndose en sujeto y objeto de sus denuncias. La discriminación sexual, la miopía del mundo artístico, la paradoja de creer que el arte esta a la cabeza de la vanguardia social, el uso de la estadística como constatación científica y las llamadas de atención sobre otros colectivos marginados, son algunos de sus caballos de batalla.

El trabajo más representativo de las Guerrilla Girls  está en sus carteles, de múltiples tamaños, y diseños variados, llenos de mensajes irónicos que despiertan una sonrisa al visitante y a menudo una reflexión sobre el poder de la palabra en la era de la imagen y una oportunidad de liberarla de sus cadenas normativas. Curiosamente, como ya he señalado, la estadística es una de las armas que este colectivo utiliza recurrentemente con el fin de enfatizar sus denuncias. Un ejemplo de ello es un cartel de1985 con la siguiente leyenda, These galleries Show No More than 10% women artists or none at all. Y otro de 1989,  Do women have to be naked to get into the Met. Museum? Less than 4% of the artists  in the Modern Art sections are women, but, 76% of the nudes are female. El cartel es una forma sencilla de llamar a la atención del visitante y para ello las activistas buscan alzar su voz, colocando en lugares visibles de museos y galerías de arte sus mensajes. La participación en foros, la publicación de libros, revistas y documentales, la concesión de entrevistas y la búsqueda de adeptos para la causa, son otra formas de activismo. El  colectivo ya no tiene cabida para más miembros pero animan a apoyar sus demandas desde cualquier instancia.

Xabier Arakistain, comisario de la muestra y gran conocedor del mundo femenino ha recogido prácticamente todo el trabajo del grupo  desde su nacimiento, y de forma cronológica invita al espectador a comprender  el proceso de creación de estas mujeres  y sus formas de protesta. Sus propuestas han sido difundidas por todo el mundo y su labor de denuncia y critica social desde la ironía y el humor es posible que sensibilice a la opinión publica y modifique la percepción que se tiene de las mujeres en el ámbito artístico.

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