Guisantes y habas frescas: ¡proteínas, vitaminas y minerales en cantidad!

Por Anahigemma @anahigemma

Durante la primavera y hasta el mes de junio las habas y guisantes frescos están en su mejor momento.

A pesar de que corra una leyenda negra sobre ellas, a cerca de su gran cantidad de calorías (o sea, que supuestamente “engordan”), nada más lejos de la realidad.  Gracias a su riqueza nutricional y su aporte en fibra están indicadas en regimenes para adelgazar o “mantener la silueta”.

Comer habas y guisantes frescos de temporada es un verdadero placer. Lo ideal es comprarlas en vainas y desgranarlas justo en el momento de cocinar.

A veces, puede dar algo de pereza desgranar sus vainas, ya que durante gran parte del año comemos los guisantes y las habas congeladas (también están deliciosas y conservan su poder nutricional), pero el sabor de las habas y guisantes frescos no tiene ni punto de comparación. Son mucho más tiernos y sabrosos, tanto, que nosotras hasta nos los comemos crudos a modo de snack. ¿Porqué no? Tienen muchísimas propiedades.

Los guisantes frescos aportan muchas proteínas, hidratos de carbono y agua (el 78%). Entre otros de sus nutrientes conviene destacar el aporte de vitamina A (en forma de betacaroteno), niacina, ácido ascórbico, tiamina (vitamina B-1), riboflavina (vitamina B-2), y minerales como potasio, fósforo, calcio, sodio, hierro, entre otros. Son una buena fuente de fibra y antioxidantes.

Están indicadas en situaciones de esfuerzos físicos, cansancio y debilidad. Ayudan a eliminar el colesterol y son buenas para el sistema nervioso, en casos de inapetencia, cuando el estado de ánimo está un poco bajo y para el sueño ya que tiene unas ligeras propiedades tranquilizantes.

En cuanto a las habas frescas tampoco se quedan cortas. Tienen una gran riqueza nutricional. Además de su aporte en proteínas, hidratos de carbono y agua, contienen vitamina A (también en forma de betacaroteno), vitamina C, B-1 (tiamina) y B2 (riboflavina). Entre los minerales que contienen cabe destacar el potasio, fósforo, sodio, calcio, hierro, yodo y manganeso. También contienen fibra y antioxidantes (al igual que los guisantes).

Tienen propiedades depurativas y diuréticas. Ayudan a absorber la grasa (colesterol) depositada en las venas. Gracias a su contenido en lecitina y colina son beneficiosas para “alimentar” el cerebro, lo que es ideal en épocas de exámenes, en personas que requieren un gran esfuerzo intelectual, y en personas con Alzheimer. Y cómo no, favorecen el tránsito intestinal.

Mi recomendación: las habas y guisantes frescos se pueden comer crudos (recién desenvainados) como un entremés con sal gorda. Están riquísimas. O claro está, se pueden comer solas sin más (como un pica-pica entre horas). Sano, nutritivo y natural.

También podéis comerlas salteadas en una sartén con un poco de aceite y cebolla rehogada, o bien cocidas con mantequilla, o estofadas con arroz y unas ramitas menta (o hierbabuena), o con laurel si os apetece un sabor más suave…

¿Y vosotros? ¿Soléis comprar habas y/o guisantes frescos de temporada? ¿Cómo los preparáis? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!!

Besos desde mi blog!!!

También podéis seguirme a través de Facebook