La Nasa lo ha dicho claro. Si queremos pisar la superficie marciana en 2030 no hay mucho tiempo para establecer un plan y desarrollar las tecnologías que se requieren para tan magna misión.
Estos días se celebra en la Universidad George Washington una importante reunión que marcará el futuro de los viajes tripulados a Marte. En la “Humans 2 Mars Summit” se están colocando las bases de lo que puede ser la mayor gesta de la humanidad, convertirla en la primera especie terrestre en colonizar otro planeta.
Según Charles Bolden, actual director de la agencia espacial, “el interés por ir a Marte nunca ha sido mayor, estamos ahora ante la oportunidad de cumplir lo que pienso que es el destino del hombre, pisar otro planeta”.
Mandar astronautas al planeta rojo requerirá, seguramente, de al menos tres misiones: una para lanzar a la tripulación y el vehículo para el viaje de ida, otra para lanzar el hábitat que los mantendrá con vida en la superficie marciana y otra para lanzar el vehículo que los devolverá a casa.
En total entre 200 a 400 toneladas de equipamiento lanzadas desde nuestro planeta, algo equivalente a lo necesitado para construir la Estación Espacial Internacional. De todas ellas unas 40 deberán ser capaces de aterrizar en el planeta rojo de una sola vez, cantidad muy superior a la única tonelada de peso que ha conseguido poner la Nasa en Marte con el Curiosity.
Y esto solo es la primera parte de un viaje de ida que lógicamente deberá tener una vuelta no menos dificultosa, con un sistema que cumpla a la perfección el objetivo de despegar desde Marte y llevar a la tripulación de nuevo a la Tierra.
La estancia requerirá que la tripulación lleve sus propios sistemas de soporte vital, medicinas, comida, comunicaciones y equipo de navegación. Se estima que podrán aprovechar algunos de los recursos marcianos, como agua y oxígeno, pero, al contrario de lo que mucha gente cree, estas tecnologías aún no existen.
Y todavía queda por hablar de un tema bastante importante. Cómo vamos a proteger a la tripulación de la intensa radiación a la que se verá expuesta durante el viaje y, en menor medida, en la superficie marciana. No hay aún ningún sistema de escudos desarrollado para tal efecto, al menos ninguno que no aumente excesivamente el peso total de la nave, con lo que todo ello supondría.
Estamos en el 2013, todo lo comentado y muchos detalles más, deben estar listos para el año 2020, fecha en la que los ingenieros deben haber decidido la arquitectura de la misión, incluyendo que tipo de propulsión vamos a utilizar y el número de lanzamientos que serán necesarios. En 2025 los lanzadores deben estar listos y las tecnologías requeridas, para que el viaje no sea un completo fracaso, desarrolladas.
Los ingenieros de la Nasa creen que es factible la fecha de 2030, pero solo si nos ponemos a trabajar sin perder un solo segundo desde ya mismo. Un acuerdo internacional es necesario y, lo más importante, la voluntad de ir.
Hasta el 8 de Mayo podemos seguir una de las reuniones que puede reescribir el futuro de la humanidad.
Ha llegado el momento de plasmar en un papel un viejo y antiguo sueño.
Y aún algunas empresas privadas quieren saltarse todos estos pasos e iniciar un viaje suicida en 2018. Es hora de ser realista. Es hora de ir a Marte.
Fuente: space.com