Habilidades Navidad (III)

Por Centro Psiconet

Como hemos ido comentando en post anteriores, es importante saber conversar y dialogar en general, pero sobre todo en reuniones sociales ya que estas se basan principalmente en nuestra comunicación para que funcionen.

Para ello, vamos a recordar algunas normas que, aunque sean básicas, no está demás repetirlas para que las tengamos en cuenta

  • No monopolice la conversación. Hay que escuchar a todas las personas. En ocasiones no nos damos cuenta, pero intervenimos en turnos de palabras de otras personas por lo que les dejamos sin la oportunidad de expresarse.
  • Respete las opiniones ajenas, aunque no esté de acuerdo con ellas. Rebátalas, pero no descalifique, no se acalore y no se ponga agresivo. Estas actitudes consiguen poner a la defensiva a la persona que está dialogando con nosotros por lo que la conversación se vuelve disfuncional. El descalificar a la persona con la que estamos hablando muestra que no somos capaces de dar una argumentación válida sobre el tema que estamos tratando.
  • Procure sonreír y mostrarse amable y educado. El mantener una actitud positiva ante el resto de los participantes ayuda a que las personas se involucren de manera activa y se sientan más cómodos a la hora de intervenir.
  • No hable de forma continua sobre usted, sus logros o lo que tiene, y mucho peor, no haga de menos a nadie. Es cierto que podemos valorarnos en positivo y transmitir este concepto, pero tenemos que saber reflejarlo sin que esto pueda parecer una actitud presuntuosa por nuestra parte. El minusvalorar a los demás tampoco genera un ambiente positivo, aunque esto es algo que ya podemos intuir por nuestro propio sentido común.
  • Reconozca la inteligencia en los demás. Esto hace que veamos a la persona con la que conversamos como un interlocutor válido, por lo que le daremos un sentido de valor a la conversación y podemos implicarnos en ella de manera más entusiasta.
  • Intente escuchar que es lo que le están diciendo en realidad y no lo que usted cree oír. Es un fallo que cometemos muy a menudo todos. Cuando nos introducimos en una conversación podemos tener unas anticipaciones o prejuicios claros sobre el interlocutor que nos hace no escuchar lo que realmente está comunicando, sino que la información está sesgada por nuestros propios filtros y expectativas sobre la persona o el tema a tratar.

En definitiva, respete las mínimas normas de cortesía y buena educación. Esto es algo que se presupone que sucederá en todas las conversaciones, pero es positivo recordarlo ya que podemos perder la perspectiva de las conversaciones o de las situaciones sociales y llegar a perder hasta las normas más básicas.

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