La propuesta es la siguiente:El público asiste a una sesión de coach para empezar a trabajar en el negocio del tuppersex, para el que no sepa de que se trata, es una especie de reunión de Tupperware, en la que en vez de vender objetos de cocina, se venden objetos sexuales. Empieza la sesión una seria coacher en castellano clarito, entrenadora, que nos describe lo maravilloso que es trabajar para su empresa, los beneficios que nos puede reportar a nivel económico, y se nos informa de que va a venir una experta en el tema para presentarnos los productos que tenemos que vender. El lío empieza cuando la experta no aparece y en su lugar viene una sustituta, que fina, lo que se dice fina, no es, pero que de sexo sabe mas que nadie. El choque entre la seria entrenadora y la desinhibida sustituta, produce una serie de situaciones la mar de cómicas, y con sorprendentes giros de guión que hacen que lo que en un principio sorprenda por el formato, acabe convirtiéndose en un desopilante ejercicio de comedia desenfrenada y muy alocada, que produce algún que otro rubor en el respetable por su descarado humor y falta de tapujos a la hora de plantear cuestiones sobre el sexo que todos mas o menos hemos vivido. Detrás de todo esto hay cierto mensaje ligeramente feminista, y un optimista final, sobre como se pueden enmendar los errores que cometemos en esta vida, por muy gordos que estos nos parezcan.
La obra la interpretan solo dos actrices, Elena Fortuny y Gretel Stuyck. Las dos cumplen muy bien y se complementan a la perfección en escena. Estamos ante el payaso listo y el payaso tonto, con los roles un poco cambiados, la explosión de risas nos las da el listo, y el mensaje nos lo da el tonto, y hay un estupendo juego en el que se deja bien patente que la superioridad intelectual no es sinónimo de inteligencia, ya que una cosa es ser inteligente y otra tener muchos estudios en lo que sea.
Elena Fortuny, da vida a la entrenadora. Está francamente espectacular en su trabajo, da vida a una seria y solvente profesional, un tanto pija y muy ingenua, en la primera parte del espectáculo está perfecta en su cometido de anfitriona, transmite perfectamente lo que es una reunión de trabajo, y resulta deliciosa cuando demuestra que le incomoda un poquito hablar de lo que le ha tocado en suerte, según va avanzando la representación su personaje tiene un estupendo recorrido, donde se desnuda emocionalmente ante su partenaire que la ha calado desde el minuto uno. Todas sus inseguridades, y su catastrófica vida personal sale a relucir a lo largo de la función, algo que Fortuny ejecuta a la perfección, estamos ante un trabajo muy de verdad, y muy estudiado. Su personaje es tremendamente humano, y todos nos podemos sentir identificado con ella en alguna de las situaciones en las que se ve envuelta. Trabajo muy interiorizado y muy contenido. La comedia resulta mucho mas graciosa cuando el personaje la vive como una tragedia, algo que en su trabajo está mas que demostrado,pongo un ejemplo, si alguien no puede abrir una silla plegable, así dicho no tiene ninguna gracia, pero si las pasa canutas para abrirla, la situación puede ser descacharrante, la comedia por mucho que algunos la denosten es algo muy serio, y Fortuny es precisamente eso lo que hace, su personaje se toma muy en serio a si misma, y lo pasa fatal en su vida, ahí está la grandeza de su interpretación.
Gretel Stuyck, está en la línea opuesta de Fortuny. Su trabajo es explosivo, mas dirigido hacia afuera y en el mas puro código de caricata clásica. Interpreta a Carmen Rico, peluquera y vendedora de Tuppersex en sus ratos libres, Su peluquería se llama Mamen Rico, con esto creo que está perfectamente definido su personaje y su forma de ser. Esta Mamen Rico es muy bruta en su forma de hablar, pero sus horas de peluquería la hacen una perfecta conocedora de la naturaleza humana, y es una resuelve-problemas de tomo y lomo. Stuyck aporta una gran comicidad con ciertos ecos de Yolanda Ramos en su forma de hacer, mucha humanidad y una frescachonería prodigiosa. Su papel es un bombón que ella exprime hasta el último trocito, sabe que está para liarla, y vaya si la lía, la lía parda. Detrás de esta fachada de explosivo humor, se encuentra un personaje muy humano, de gran corazón y una choni que se las sabe todas, tiene mucha vida y pasma al mas valiente con sus audacias y su procaz forma de expresarse. Encontré muy acertado el trabajo de Stuyck, que se complementa a la perfección con el opuesto carácter de su compañera de escena, sin duda sabe lo que se hace, sabe escuchar y sabe cuando debe lucirse.En conjunto estamos ante un trabajo a dúo perfecto, de dos grandes profesionales que miden muy bien el pulso del público y que se apoyan la una en la otra perfectamente. La química entre las dos es muy notoria, y consiguen dos creaciones muy entrañables, que el espectador se lleva a su casa con mucho cariño.