Entre ellas el paro friccional que es el paro debido a movimientos habituales de ocupación. Un cambio de ocupación voluntario puede ocasionar un tiempo sin trabajo (por ejemplo para dedicarse a la formación) y durante ese tiempo la persona se encuentra en situación de desempleo.
Y el paro estacional que lo generan aquellas actividades que necesitan niveles de ocupación diferentes según la época del año, como la hostelería en verano. Sus cambios en el volumen de mano de obra que necesitan generan población desocupada.
Hay otras situaciones, como el paro cíclico, que se produce cuando la actividad económica no es constante sino que se ve afectada por inestabilidades que originan ciclos económicos.
Además está el paro estructural que es debido a un desajuste entre la demanda y la oferta de ocupación: las características de los puestos de trabajo disponibles no se ajustan a la formación de la población que quiere acceder a ellos. El paro estructural es el más preocupante, ya que pone de manifiesto un grave problema en la composición de la estructura productiva de un país.