Hacer frente a la muerte del perro

Por Jgallego19

Los perros son fieles compañeros, además de una fuente de amor incondicional. Ellos nos dan la sensación de ser necesarios. Los propietarios, naturalmente, evitan pensar que sus mascotas algún día morirán, por lo que, independientemente de la causa de la muerte, rara vez saben hacer frente a la muerte del perro.

El vínculo entre los humanos y sus perros.

Los psicólogos reconocen que los sentimientos experimentados por los propietarios después de la muerte de su perro son comparables a los que se sienten después de perder a amigos cercanos o parientes.

Por desgracia, no todo el mundo entiende el intenso dolor que puede provocar la pérdida de tu perro, y no hay nada peor que cuando un amigo o familiar, intentando calmarte, dice: “sólo era un perro”. Pero lo cierto es que, cuando se ha ido, deja un gran espacio vacío en tu vida.

Eutanasia.

Es la acción de sacrificar a un animal para evitar los sufrimientos próximos a la muerte. Si tu perro necesitase ser eutanasiado, le inyectarían por vena un barbitúrico, por lo general en la pata delantera, que es básicamente una sobredosis de anestésico. El perro no sentirá más dolor que el del pinchazo. En pocos segundos, el perro es completamente inconsciente y así no siente nada cuando su respiración se empieza a ralentizar, a lo que le seguirá un paro cardíaco, para finalmente llegar a la muerte.

A veces, y si tu perro se suele sentir molesto con la simple presencia de un veterinario, se le suministrará un sedante antes de la inyección final.

Después de la muerte, el cuerpo del perro puede experimentar espasmos musculares, le pueden empezar a temblar las patas, o dar algún jadeo repentino. Todo ésto es muy duro de ver, e incluso de pensar, pero tendrás que estar preparado.

Dependerá de ti si decides acompañar a tu perro en ese momento o no. Mientras que a algunos dueños les gusta permanecer junto a su mascota para así poderlo consolar, o simplemente acompañar, otros pueden sentir que su propia tristeza o angustia sólo harían empeorar al animal. Si decides no permanecer durante el procedimiento, puede ser una buena idea pedir verle después, para darle su último adiós.

Muerte natural.

Si tu perro tiene la suerte de morir de muerte natural, no sufrirá, y aunque no podrás despedirte de él, sabrás que hasta el último momento ha estado viviendo tranquilo, y sin dolor o molestia alguna.

Muerte por enfermedad.

Si tu perro tiene la mala fortuna de atravesar una grave enfermedad y, como consecuencia, llega el día de su muerte, o si tu veterinario te ha anunciado cuando puede ser el día, tendrás tiempo de mimarlo y cuidarlo al más mínimo detalle hasta el fin de sus días. Si por el contrario no es así, y le viene una muerte repentina, intenta cuidarlo y mimarlo igualmente hasta el último momento, aunque no puedas despedirte de él.

Muerte por accidente.

De todas las posibles muertes, ésta es quizá la más dura, ya que es inesperada a la vez que muy dolorosa. Es casi imposible no pensar en el dolor que puede haber sentido tu mascota al sufrir dicho accidente, además de las posibles lesiones físicas externas que el animal pueda tener.

Un lugar de descanso final.

Trata de planificar el futuro tanto como sea posible, ya que puede ser muy traumático tomar tales decisiones cuando se está en las etapas iniciales del choque después de la muerte de tu mascota.

Cómo deshacerse de la mascota fallecida es una decisión muy personal. Algunas personas creen que los restos del animal muerto no es más que un cuerpo sin esencia, ya que la vida del perro ha desaparecido y por lo tanto pueden ser simplemente eliminados por tu veterinario.

Otras personas quieren mantener al perro cerca de ellos, enterrando el cuerpo en su propio jardín o guardando sus cenizas.

Entierro.

  • Si decides enterrar el cuerpo de tu mascota en el jardín, debes consultar con el ayuntamiento o entidad local, ya que las mascotas fallecidas son clasificadas como residuos clínicos. El cuerpo tendrá que ser enterrado al menos a 1,25 metros de profundidad, además deberá estar lejos de estanques, arroyos, pozos, tuberías y cables subterráneos. No debes enterrar a tu mascota en una sábana o en una bolsa de plástico, ya que esto evitará el proceso de descomposición natural. En principio, el entierro de tu perro es una de las formas más baratas y personales de eliminar su cuerpo, ya que tienes que realizar la tarea tu mismo. Ver la tumba de tu perro todos los días puede ayudarte a aceptar mejor la muerte del animal, aunque será muy molesto y doloroso al principio, pero con el tiempo llegarás a sentir que está cerca de ti.
  • Si te gustaría tenerlo enterrado en tu casa, pero no puedes, una alternativa es un cementerio de mascotas. Aunque es una opción más cara, te pueden ofrecer un servicio completo, desde recoger el cuerpo de tu mascota, la preparación de la tumba, hasta realizar el entierro. También venden féretros y lápidas, y en algunos te pueden organizar un funeral simple o son servicio conmemorativo en el momento del entierro. Esta es una manera mucho más formal para eliminar los restos de tu perro, y con el beneficio de poder visitar la tumba incluso si te mudas de casa.

Cremación.

La cremación de mascotas se está convirtiendo cada vez más en una alternativa para la eliminación del cuerpo del animal, ya que es una manera práctica, de higiene y un proceso digno.

  • Si has dejado el cuerpo de tu perro a cargo del veterinario, éste lo llevará al crematorio de uso común. Las cenizas combinadas suelen ser enterradas en el mismo crematorio. Este es un método sencillo y de bajo coste, y se adapta al gusto de las personas que no le dan ningún significado o importancia al cuerpo del animal después de la muerte.
  • Si deseas guardar las cenizas de tu perro, tendrás que organizar una cremación individual, ya sea a través del veterinario o directamente en un crematorio. Esto será más caro que el método de crematorio comunitario, pero, como en los cementerios, te ofrecen una gama completa de servicios. El cuerpo deberá ser recogido y las cenizas devueltas, como estaba previsto, junto con un certificado que garantiza que las cenizas contenidas son exclusivas de tu mascota. Se puede optar por mantener las cenizas, aunque muchos propietarios eligen esparcir las cenizas sobre su lugar favorito, en el jardín, o en una parte de su paseo favorito.

Sentimientos.

La sensación de aislamiento puede no hacerte sentir capaz de llorar abiertamente, debido al temor de ser considerado como “tonto” o demasiado sentimental por la muerte de un animal por otras personas. Es muy importante reconocer que está bien tomarse un tiempo para llorar y sanar, tanto como sea necesario.

Etapas del duelo:

  • Choque y negación. La primera reacción cuando se te da la noticia de que tu mascota ha muerto, puede ser la incredulidad. También puedes sentir una sensación de adormecimiento que te sirve para autoprotegerte contra el impacto de la pérdida. Esta sensación puede durar horas o días, y sólo podrás aceptar plenamente que tu mascota realmente se ha ido cuando sientas su ausencia en el hogar, y ésto se va haciendo evidente con el tiempo.
  • La ira y la culpa. Cuando los efectos anestésicos de la negación y el choque desaparecen, la realidad de la situación surge, con lo que el dolor y las emociones son más intensas. Este cabreo puede estar dirigido hacia amigos y familiares, tu veterinario, otros animales, o incluso objetos. Se puede incluso estar cabreado con el perro muerto o moribundo. La frase: “si lo hubiera hecho de otra manera…“, es con frecuencia las más utilizada en estos casos, aunque raramente es justificada esta culpa. Cuando estos sentimientos se desvanecen, finalmente se podrá aceptar la muerte de la mascota.
  • Depresión. Una vez que la ira y la culpa han pasado, el vacío dará lugar a la depresión y a un período de verdadera tristeza. En algunos casos se puede experimentar que la vida no vale la pena, y que no quieres seguir viviendo sin tu mascota. Puede estar presente la extrema ansiedad, que a menudo conduce a episodios repentinos de llanto incontrolable. La depresión y la ansiedad deben desaparecer con el tiempo. Sin embargo, si estos sentimientos persisten después, necesitarás asesoramiento profesional, para el progreso de la aceptación y la recuperación.
  • Aceptación y recuperación. La aceptación es un paso más allá de la pena y es emocionalmente “más fácil” que la depresión. La aceptación viene con la adaptación de los cambios que ha habido en tu vida con la muerte de tu mascota, y debes hacerte a la idea de que se ha ido para siempre. La recuperación es la parte final del proceso del duelo. Ahora es cuando podrás ver fotos de tu mascota, o recordar lo buenos momentos de tu tiempo junto al animal. Y así cambiarás los sentimientos anteriores de ira y lágrimas, por sentimientos de afecto y amor. Algunas personas se encuentran físicamente débiles, o con falta de energía, con dificultad para respirar y sienten opresión en la garganta o en el pecho. También pueden sufrir trastornos del sueño y de apetito. La profundidad del proceso depende de muchos factores: la edad del dueño y del perro, la relación entre el perro y su dueño, además de las circunstancias que pueden rodear a la muerte del animal. El paso de una etapa a otra dependerá de la persona afectada.

Acelerar el proceso de curación.

  • Tienes que darte permiso para sufrir y ser paciente contigo mismo.
  • Debes conocer el proceso del duelo.
  • Rodéate de gente que entienda tu pérdida y con la que puedas hablar de tu perro.
  • Cuídate física y psicológicamente.
  • No debes avergonzarte o sentir demasiado orgullo como para pedir ayuda.

Volver a comenzar todo de nuevo.

Si sientes que no puedes volver a pasar por el dolor de perder a otro perro, un día, a continuación, tratarás de considerar que el tiempo de duelo es muy corto en comparación a los años de la maravillosa compañía que un perro puede proporcionarte.

También puedes aceptar otras alternativas, si todavía deseas tener perros en tu vida. Podrías ofrecerte a pasear el perro de un vecino o en un centro de realojamiento voluntario. Tal vez de esta manera podrás ser capaz de volver a tener a tu cargo un perro y compartir todos los momentos de tu vida con un animal.