Tras un buen fregoteo, le dimos una capa de pintura a la tiza color turquesa (un resto de un color que no hemos logrado volver a conseguir, muy a pesar nuestro, porque es un tono que nos encanta).
Después de esperar su tiempo de secado, utilizar el taco de lija fue la siguiente labor. Dejamos a la vista, con suavidad, parte de la madera de nuestro artilugio, marcando, sobre todo, las aristas.
Una buena capa de cera dio luminosidad, aroma y suavidad al trabajo, que fue rematado con un par de cáncamos...
..., con los que lo colgamos en la pared, tal que así...
Y llegó el momento de quitaros la intriga. ¿Qué hemos hecho con nuestro hallazgo callejero? Pues aquí lo tenéis...
Un original toallero que haría las delicias de cualquier baño vintage, ¿no os parece?
Aunque nosotras vamos a darle otra utilidad. Nos servirá para lucir los hermosos retales de tela que guardamos en el taller para pequeños tapizados. ¡Nos encanta el resultado!
Y con este reciclaje tan frugal nos vamos a casa de Marcela Cavaglieri a comprobar que tant@s artistas no dejan de sorprendernos cada fin de semana con sus ideas e imaginación. ¡Venid con nosotras!
¡Feliz fin de semana!