El local, en plena Gran Vía Madrileña, no invita demasiado a entrar. Tanto neón a la puerta, la música a todo trapo y no ver lo que hay dentro... no sabes muy bien si es un restaurante, un local de copas o una tienda. Nos armamos de valor y allá que nos adentramos, con el carrito a cuestas (y nunca mejor dicho... tienen una gran escalinata para acceder al restaurante y unas estupendas escaleras automáticas paradas, sin opción de ascensor).
El local estaba prácticamente vacío. Nos entregan las cartas y la primera sorpresa son los precios. Carísimo en comparación con los locales que habitualmente visitamos, en los que solemos pagar unos 30 - 40 € entre los dos, incluyendo postres, bebida y entrantes. En esta ocasión, la hamburguesa más barata eran 12,50 €, por lo que intuímos que no sería barato. Además de hamburguesas, se pueden encontrar otros platos, como ensaladas variadas, entrantes tradicionales (aritos de cebolla, alitas de pollo, guacamole...) y otros un poco más sofisticados como mousse de foie o tartar de salmón.
Finalmente con el calor que hacía, optamos por un "salmorejo dip" (con tortillas crujientes de camarón) para picar y dos hamburguesas 40 básicas, "Para gustos colores" la llaman y consiste en 200 gr de ternera, queso chedar, bacon, rodajas de pepinillo, cebolla frita, tomate, lechuga y pan de colores (de ahí su nombre). Yo, un poco reticente y más clásica, me la pedí con pan tradicional.
Empieza el servicio y un desastre. Primero nos traen algo que no tiene nada que ver con el salmorejo. Preguntamos y nos habían traído un Caprese dip (crema de mozzarela con tomate). Si hubiera sido otra cosa, tal vez lo habríamos probado, pero siendo queso... Lo recogieron y a continuación vienen con el salmorejo y las dos hamburguesas, todo a la vez. Echamos en falta las tortillitas y cuando íbamos a preguntar, después de un rato, nos traen las tortillas. En definitiva, que nos vimos con todo en la mesa a la vez y las hamburguesas enfriándose.
Respecto a las hamburguesas, la carne está muy buena y lo del pan de colores es original, puede ser azul, verde, rojo, etc. pero no está bueno. El pan de colores es pastoso, como si estuviera poco hecho, y el pan de la hamburguesa normal, se cuarteba por no estar fresco. Venía acompañado de patatas que estaban muy frias. El precio 14,5€ + IVA
De postre, nos pedimos de postre una tarta de chocolate... ¡y menos mal que era para compartir! De un tamaño exagerado y magnífica presencia. Estaba rica aunque tenía mejor pinta que la realidad.
Al final, una cuenta de 55 euros por un entrante, dos hamburguesas, dos cokes, un poste y un café; con mal servicio al traer los platos (aunque hemos de reconocer que se portaron muy bien con nuestro niño) y una hamburguesa bastante peor que en la mayoría de sitios que hemos probado hasta ahora.
Hasta hace poco el local se definía como "family friendly" y los niños no pagaban; desconocemos si sigue siéndolo, en la web ya no pone nada y en el lugar tampoco. Además no tienen ningún otro tipo de facilidades, como tronas cómodas (nos dejaron una especie de alzador sin sujección para el niño, que se nos escurría) o facilidad de acceso para el carrito.
Otras hamburguesas:
Hamburguesas I: Tommy Mel's
Hamburguesas II: Peggy Sue
Hamburguesas III: Home Burguer
Hamburguesas IV: Alfredo's Barbacoa