Por primera vez sentí eso de que "la música amansa a las fieras" es cierto. Poco a poco se me fueron diluyendo las prisas, las carreras del día, los nervios de llegar a las 19:55 y el agobio de "que no le suba más la fiebre", "qué tal estarán cenando", "vaya estrés mental tengo"..... Y llegó un momento en el que empecé a disfrutar del todo. El ambiente, los violines y el momento hicieron el resto. La obra termina mañana pero la recomiendo una y mil veces por si vuelve. También recomiendo la cena de después, un jueves por Madrid, casi nevando, poca gente y grandes sitios.
Mereció la pena. Luego siguieron los dalsys, apiretal, febrectal y los "mamá quiero a tu cama", "por qué has venido tan tarde" y alguna que otra vomitona nocturna. Pero todo bien. Felicísimo viernes a todas!