¿has escogido bien a tu pareja? (ii)

Por Virginia Picó

El Mito del Amor Eterno : “El amor sólo es eterno mientras dura…”. Bajo la creencia sobre la perdurabilidad del amor muchas personas olvidan que amar requiere construir el vínculo diariamente a base de la propia voluntad de amar, esfuerzo, sensibilidad, empatía y muchos otros actos que forman parte de la propia voluntad de amar.

El dar por supuesto que el amor dura para siempre y que, una vez encontrada la pareja, cualquier inversión para mantener el vínculo no es tan necesaria, es un gran error que, aunque pueda parecer exagerado, se da en muchas relaciones amorosas. Bajo la excusa de la rutina, el dar todo por supuesto, la escasa comunicación emocional, desatender ciertos detalles, el vínculo amoroso se va diluyendo.

Cuando se habla de voluntad amorosa se refiere a promover conductas amorosas encaminadas al cuidado del amor, al desarrollo de todos los componentes que conforman el arte de amar.

Exclusividad : En muchas ocasiones las relaciones de pareja se “someten” a una especie de pacto intransferible sobre la obligación de exclusividadSe entiende por exclusividad relacional ciertas conductas desadaptativas que ambos miembros (de mutuo acuerdo) o uno impone sutilmente sobre el otro en relación a : me dedicaras todo el tiempo que tenga a mí, evitarás quedar tan a menudo con tus amigos, no me gusta que tengas conversaciones por teléfono o escritas sin estar yo presente, quiero ser el centro de tu vida…..

Esta creencia es fuente de sufrimiento y fracaso sentimental. A menudo puede desembocar en conductas de malos tratos, celos y manipulación psicológica.

Ya lo/la cambiaré : Nadie tiene el poder de cambiar a otra persona, y, aunque todo el mundo es consciente de esto, no deja de ser una creencia irracional que ciertas personas aún le dan crédito.

Existen los cambios por necesidad, es decir, aquella persona que se siente insegura o con baja autoestima y son capaces de aceptar ser como la otra persona quiere que sea, para  sentirse aceptada o querida. Una mala decisión, puesto que, progresivamente la relación de dependencia que establece irá anulando su propia personalidad progresivamente. A pesar que la persona es conocedora que su pareja la utiliza, la gran necesidad de agradar le impide, en la mayoría de ocasiones, mostrar su verdadera personalidad por miedo al rechazo.

Otro tipo de cambio es el que, supuestamente, queremos ejercer sobre la pareja para que cambie rasgos, actitudes, hasta forma de pensar, cualquier característica que no nos agrada lo suficiente. Si la persona que ejerce la presión tiene una personalidad fuerte en comparación a su pareja, es posible que acabe ganando la batalla, pero tarde o temprano la necesidad de libertad para elegir de la pareja sometida saldrá a la luz y la relación puede acabar por cansancio o incompatibilidad.