Una boda es un evento en el que celebramos la alegría y la felicidad, es la fiesta del amor. Pero también es un día en el que los sentimientos están a flor de piel y nos acordamos más todavía de aquellos que ya no están con nosotros. Nos gustaría traerles por un instante y compartir con ellos nuestro entusiasmo, besarles, abrazarles y notarles a nuestro lado. Aunque no hace falta demostrar lo mucho que les echamos de menos, hay parejas que quieren tener un detalle especial, dedicándoles un rincón en su gran día a modo de homenaje. Habrá personas que detesten la idea, que les produzca demasiado dolor o que crean que no es apropiado. En verdad es un tema muy delicado y personal, que si se hace con cariño y amor no tiene porqué sentar mal a nadie, pero también creo que es importante contar con la aprobación de los que todavía están con nosotros, a fin de evitarles pasar un mal trago en un día tan señalado.
Cuando me piden consejo siempre les digo lo mismo: es un detalle precioso, pero siempre hay que tener en cuenta a aquellas personas a las que pensemos que les puede afectar más. Como decía al principio, nuestros invitados vienen a disfrutar (y a derramar alguna lagrimita) pero no queremos amargarles la fiesta. Creo sinceramente que las cosas hay que hacerlas desde el respeto, hacia los que no están y hacia los que sí están.
Desde una frase en su recuerdo, fotografías antiguas, una vela encendida o una silla vacía son acciones simbólicas que nos pueden ayudar a ‘sentirles presentes’.
Con este post tan emotivo nos despedimos hasta la semana que viene. ¡Un beso gigante y disfrutad del fin de semana!
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