Este se produce por una disminución repentina de la función mental habitual de una persona. Ocurre cuando las señales en el cerebro no se envían y reciben correctamente, lo que provoca confusión en el pensamiento y altera el comportamiento o los niveles de conciencia. El delirio no es una enfermedad, es un síndrome o condición clínica que generalmente es temporal y tratable. A menudo se confunde con la demencia porque ambas condiciones tienen síntomas similares, como confusión, agitación y delirios.
El delirio se puede prevenir identificando quién es vulnerable a la afección y encontrando formas de reducir el riesgo de la persona. El delirio generalmente es causado por una serie de enfermedades subyacentes agudas (a corto plazo) y complicaciones médicas. Las personas mayores son vulnerables al delirio porque sus cuerpos tienen menos reservas que las personas más jóvenes para responder a estos factores estresantes. Las personas con demencia están particularmente en riesgo.
Los factores que causan o aumentan el riesgo de delirio incluyen:
-desnutrición -deshidración -nuevos medicamentos -una caída -cirugía -infección -ingreso a la unidad de cuidados intensivos
- múltiples movimientos de cama - dolor.
El diagnóstico de delirio se realiza con la observación del comportamiento y una evaluación cognitiva asi como preguntar al paciente y a su familia o cuidador sobre cualquier cambio reciente en el comportamiento o el pensamiento del paciente.
La atención clínica se enfoca en prevenir el delirio, controlar los factores de riesgo y los síntomas, y reducir la posibilidad de complicaciones que prolonguen o empeoren la afección.
Para ayudar a prevenir el delirio podemos: -reorientar frecuentemente a la persona (recordándole su ubicación, la fecha y la hora) -Anime a la persona a levantarse de la cama y, en su caso, a caminar, mientras se asegura de que no se caiga.
manejar su dolor -asegurar una adecuada nutrición e hidratación -reducir sus deficiencias sensoriales (ayudándolos a ponerse anteojos y audífonos y asegurándose de que estén trabajando) -garantizar patrones de sueño adecuados.
Si bien el delirio es potencialmente prevenible, no se reconoce bien y los casos a menudo se pasan por alto. El diagnóstico del delirio puede ser difícil cuando los síntomas fluctúan durante el día. Los cambios en el estado de alerta van y vienen y la gente suele estar más alerta por la mañana y menos por la noche. En algunas personas puede resultar en hiperactividad (alucinaciones, delirios o comportamiento no cooperativo), y en otras personas, hipoactividad (disminución de la excitación que puede confundirse con fatiga o depresión), o una combinación de ambas.
Por lo tanto, la identificación y el manejo del riesgo de delirio es imperativo para una atención segura y de calidad tanto para los pacientes como para sus familias.