Vamos a acordar que durante diez días aproximadamente habrá un espacio en el que estará prohibido tener sexo, y en su lugar se propiciará el juego de seducir al otro con caricias o con cosas que le gustan y le motivan, y que antes estimulaban su deseo. Pensáis que la seducción es cosa sólo del hombre… -porque ella es la que no tiene ganas- ¿para qué seducirle a él si está preparado para hacerlo sin excusas? ¿o es él quien está pasivo?
Es recomendable que nosotras sigamos con el coqueteo, porque si nos sentimos sexis, seductoras y sabemos que somos atractivas estamos consumiendo uno de los afrodisíacos más poderosos. A partir de ahora tendréis que valoraros, que gustaros!
Ya en marcha comenta con tu pareja y házle la pregunta: ¿Qué cosas te ponen, te ponían o crees que te pueden poner de mí? Tomaroslo en serio, aunque no sea sencillo al principio. Daros pistas sobre lo que os pone a cada uno, y si no pensar en lo que antes movía vuestro deseo. Ahora que sabéis y tenéis información se presenta el momento de seducir al otro, con la premisa de que no puede insinuarse un encuento sexual. Y se inicia el juego en ese marco en el que los dos tenéis que conquistar y dejaros conquistar por vuestra pareja.
Si queréis que funcione el ejercicio, debéis de respetar las reglas. Y es que el esfuerzo de nada sirve, si por ejemplo ella empieza a sentir deseo y él se lanza en busca del sexo con ella. Sabéis que el objetivo es volver a desear, aunque atacando cuando hay ya muestras de deseo, echáis abajo los logros conseguidos.
Eso sí, esto no lo puedes hablar con él -si es él quién seduce- en el ejercicio tú tienes permiso para saltarte la prohibición en la relación sexual a partir del quinto día, aunque si te apetece… claro, y sin que él sepa nada de que puedes hacerlo.
Pero con esto no se soluciona la falta de deseo sexual, con un solo juego, y es un momento clave para romper la dinámica negativa en la que viven y en la que sólo él estaba activo. Otro paso importante -echado el freno a la inercia de la inapetencia sexual- es que se profundiza mucho más en la relación con el compañer@ y en las causas que originaron el problema. Manos a la obra.
La llegada del primer hijo supone para todas las parejas una crisis en la familia. Cualquier cosa supone un reajuste porque la vida cambia, pero si se hace bien, si está apoyada en sólidos cimientos se refuerza la relación y el deseo no se verá afectado. Y no olvidéis que un hijo no es un recurso, ni resuelve los conflictos de pareja, ni es la causa de vuestros problemas. Con su llegada se harán más visibles carencias que existían en la relación.
De todas formas conviene estar preparadas sobre todo nosotras para esos cambios que se iniciaron en el embarazo. Se nos disparan las hormonas muchas se ven gordas y sin quererlo se pierde el sex appeal en el recorrido. Actualmente se da importancia cada vez más a ese atractivo especial que tienen las mujeres embarazadas, aunque muchas de ellas no lo notan. Pasa el embarazo y la aparición del bebé desata la alegría y no se cuestiona nada, ni la falta de sexo.
Después de pasadas estas emociones la pareja está ante su primer momento crítico. Estamos cansadas, con falta de sueño, somos más suceptibles y ellos buscan resolver estas tensiones a través del sexo. Muchas veces las tensiones continúan y el rol del hombre se debilita. La dedicación de la familia se centra en el nuevo miembro y para nosotras no tenemos tiempo, atendiendo al cambio de pañales, los biberones cada tres horas y los llantos pueden hacer la situación difícil. La pregunta es ¿hay espacio para el sexo y la pareja?
Si no queréis que la relación se resienta, tiene que haber un sitio. Tener claro que porque seáis padres no tenéis por qué dejar de ser amantes. Y para que estéis orientadas os diré que no debéis sustituir la forma de llamaros: “cariño” por papá o mamá, porque esto dice mucho de lo que vemos en el otro. Tener presente que porque tengáis un hijo, que es marvilloso, no significa que se relaje la pareja y sólo haya tiempo y cariño para el niño.
La realidad es que los hombres no siempre lo ponen fácil, y porque la aparición de los niños la viven con miedo. Se preguntan si van a cambiar mucho las cosas, si sabrán hacerlo bien, qué pásará con sus salidas de fin de semana…
Foto : en la orilla contigo
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Ana de Calle
Ana de Calle es Sexóloga Clínica y Terapeuta de pareja, con 8 años de formación en Psicoanálisis. Especialista en Orientación y Asesoramiento sexual, Individual y de Pareja. Asesora matrimonial. Dirige el Centro Integral de Salud CERES. Como escritora ha colaborado rn medios de comunicación como ‘El País’ y diversos programas de radio.Además es autora de un sinfín de colaboraciones en los últimos 29 años de experiencia profesional. Desde hace unos años mantiene también el blog www.elsexoesvida.com, con cientos de posts sobre sexualidad.
Ana de Calle tiene su consulta en Madrid, aunque atiende también por teléfono o Skype. Contacte o pida cita en el teléfono +34 639555994.
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