Hazlo al revés: empezar desde cero

Por Valedeoro @valedeoro

Written by valedeoro  //  09/06/2013  //  minimalismo  //  No comments

Escribo mucho sobre cómo reducir tus pertenencias, despejar el caos de tu casa, descubrir tus prioridades. Abrir espacio en tu vida para que puedas respirar y crear es importante para que te sientas bien contigo misma. Lo difícil no es vivir con menos cosas, lo difícil es el acto de deshacerse de lo superfluo. Todos tenemos tendencia a guardar lo que tenemos. Las despedidas y las pérdidas duelen y psicológicamente lo más normal es evitarlas. Así que hoy te invito hacerlo al revés y empezar de cero.

Recuerdos de una mente traicionera

La forma más rápida de organizar cualquier espacio es vaciarlo por completo para después devolver el contenido de forma ordenada. Cogiendo cada cosa en tu mano, recordarás cuánto la utilizas para poder decidir si vale la pena ponerla en su lugar. En este momento tu mente empezará a buscar excusas para que no te deshagas del objeto.

Aunque no lo hayas utilizado expresamente, seguro que había unas dos tres oportunidades en las cuales a lo mejor lo podrías haber utilizado. Decidir que algo no se queda es mucho más difícil que simplemente devolver el objeto a su lugar. El resultado: la cocina, el armario, la estantería durante un tiempo estarán más ordenadas e igual de sobrecargados que antes.

La métrica objetiva: el uso real

Necesitas una forma de organizarte sin que tu mente se paralice por el miedo a perder algo (real o imaginario). En vez de desperdiciar tu energía en intentar recordar cuándo fue la última vez que utilizaste algo en concreto puedes relajarte y dejar que el tiempo resuelva tus dudas. ¿Cómo? Al empezar de cero, desde el inicio.

Nota: esta técnica funciona especialmente para los lugares de la casa que están sometidos a un uso intenso, por ejemplo tu armario, la cocina o tu mesa de trabajo.

  1. Vaciar y limpiar. Todo el contenido del rincón tendrá que ir en cajas a otra habitación. Si quieres reorganizar tu armario, guarda las cosas en maletas al lado de tu casa. Si el objetivo es tu cocina, déjalo todo encima de la mesa del comedor.
  2. Usar y guardar. Solo devolverás a su lugar las cosas después de su uso actual. La falda verde se quedará en la maleta hasta que te la hayas puesto una vez. Después vuelve al armario. La máquina de pan se quedará en la mesa hasta que hayas hecho pan. Entonces volverás a guardarla en la cocina.
  3. Donar y despejar. Después de una semana estarás harta del caos en la mesa. Después de un mes no querrás ver nunca más las maletas. Lo que se ha quedado ahí lo puedes tirar/donar/vender con toda tranquilidad. Si no lo has utilizado en todo tiempo, no hace falta guardarlo más.

Sustraer o añadir

Al reducir las cosas que te rodean añadirás valor a lo que te queda. En realidad no estás perdiendo, sino enriqueciendo. Cambiando el enfoque de la pérdida al uso real podrás avanzar con más tranquilidad.

¿Por dónde quieres empezar?

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