-No, abuela. Yo no me siento. La ilusión de mi vida siempre ha sido ir de pie en un autobús.¡Vaya! Sus padres no debían saber que su hija tenía ese anhelo por una cosa tan fácil de conseguir, si no le habrían regalado un billete de autobús antes ¿o no?
En una de las paradas un hombre subió al autobús e intentó pagar con un billete de 10 euros. La conductora le indicó que el reglamento establecía como máximo el pago con un billete de 5 euros y que ella no tenía cambio suficiente, por lo que el señor bajó del autobús y nos pusimos en marcha de nuevo.-¡Qué poca vergüenza!- exclamó indignada una mujer a mi espalda - ¡No se puede consentir que esta tía no haya dejado al hombre subir al autobús!-Le ha dicho que no tenía cambio de 10 euros- respondió la amiga.
-¡Qué barbaridad! ¡No permitir pagar con un billete de 10 euros! ¡Y él se ha bajado! ¡Yo no me bajo!- gritó enfadada - ¡A mí no es capaz de hacerme eso! ¡A mí me cobra o me lleva gratis, pero nunca consentiría en bajarme! ¡Me tendrían que bajar a la fuerza!