Hermann Hesse

Publicado el 16 septiembre 2013 por Imosver

Como muchos otros escritores de los que os hemos hablado en nuestro blog (un día haremos un especial sobre este tema ), Hermann Hesse , fue una persona atormentada durante toda su vida. 

Creo que tener vida interior es muy bueno,  normalmente hace que se generen  sentimientos y pensamientos, que transmitidos a los demás,  aportan mucha sabiduría. El problema es cuando esa vida interior es excesiva y habita de forma desordenada en la  mente, generando grandes conflictos. Virginia Woolf, Juan Ramón Jiménez, el propio Paulo Coelho, Hermann Hesse son ejemplos de escritores muy prolíficos con cantidad de seguidores y lectores, que han pasado a lo largo de su vida, por situaciones de gran inestabilidad emocional. Puede ser el precio de ser un genio…no lo sé.

Hermann Hesse nació en Alemania en 1877 en el seno de una familia de editores. Su infancia estuvo marcada por una fuerte tendencia depresiva con idea y tentativa de suicidio incluidas. Los conflictos con su familia fueron continuados durante su juventud. Ingreso en una institución para niños, ausencia de contactos sociales, neuralgia y migrañas constantes, problemas de visión, dificultades de pareja, altercados políticos son algunos de los hechos que protagonizaron su existencia. Todo ello, paralelo a una vida dedicada a los libros y a una fecunda actividad literaria.

Amante de la poesía,  llegó a decir: seré poeta o nada. Y también fue pintor. Pudimos haberlo incluido en nuestro post sobre los Pluriartistas

Si pincháis en este enlace , podréis acceder a la galería de sus pinturas dentro de su página oficial, en la que encontraréis mucha más información sobre este gran y polifacético escritor.

Entre sus obras más conocidas, estan:

  • El juego de los abalorios
  • Siddhartha
  • El lobo estepario 
  • Bajo las ruedas

En el año 1946, Hermann Hesse recibió el Premio Nobel de Literatura.

Terminamos igual que empezamos, con una gran frase suya.

‘Cuando alguien que de verdad necesita algo, lo encuentra, no es la casualidad quien se lo procura, sino él mismo. Su propio deseo y su propia necesidad le conducen a ello’.