Una de las consecuencias negativas de la tendencia de seguir dietas hiper proteicas en las que los hidratos de carbono o los azucares están considerados como unos “herejes” por su alto aporte en calorías, puede llegar a hacer que este importante grupo de macronutrientes: los hidratos de carbono, dejen de ser consumidos en la dieta diaria. Gran error!!
Comencemos por el principio y para no crear confusiones: los carbohidratos, hidratos de carbono y los azúcares son lo mismo. Los hay simples y compuestos (o complejos), aunque coloquialmente hablando, podríamos llamarles azúcares “buenos y/o malos” en función de cómo afectan al organismo, una vez éstos son digeridos.
Según el Indice Glucémico (IG) de los alimentos, el cual clasifica a los alimentos que son fuente de carbohidratos, basándose en el efecto que tengan éstos sobre el azúcar de la sangre y niveles de hormona insulina, los carbohidratos “buenos” son aquellos que no elevan tanto el azúcar en la sangre, promoviendo la quema o gasto de grasa corporal, en lugar de guardarla.
Cuando consumimos azúcar de mesa, (en cualquiera de sus formas), éste pasa rápidamente a la sangre (en forma de glucosa) casi sin ser digerido por el estómago. Hay que tener en cuenta que el azúcar blanco o de mesa no solo se presenta en azucarillos o a granel. No. Muchas veces viene oculto en los productos que solemos incluir en nuestra dieta diaria. Galletas, bollería, salsas de tomate o ketchup, comida precocinada, batidos de leche, bebidas vegetales (pero, !ojo! no todas), o hasta algunas salsas de soja suelen incluir azúcar blanco en su composición, por lo que es conveniente mirar bien los ingredientes de los alimentos o productos alimentarios que vamos a comprar en el supermercado. Aunque estén disfrazados u oculto, el azúcar blanco puede estar presente en muchas partes…. Todo cuenta.
Volviendo al tema principal: el exceso de glucosa en sangre es retirado por la insulina, la hormona segregada por el páncreas que se encarga de regular el nivel del azúcar en la sangre.
La glucosa retirada por la insulina, se transforma en células musculares llamadas glucógeno que se almacenan en el hígado y en la musculatura. Nuestros músculos necesitan un máximo de doscientos gramos, por lo que todo el glucógeno sobrante se almacenará en forma de grasa. (De ahí que nos engordemos…)
Por otra parte, la glucosa en sangre también sirve para alimentar el cerebro, el cual no puede almacenarlo directamente, por lo que nuestro organismo siempre debe tener una cantidad de glucosa en sangre constante para que pueda abastecer al cerebro paulatinamente. (¡Ojo con las dietas hiper proteicas en las que no se ingieren hidratos de carbono!)
Por el contrario, si tomamos hidratos de carbono compuestos “o buenos” con un Indice Glucémico bajo, como por ejemplo cereales integrales, legumbres, verduras o algunas frutas (pero no todas), éstos se descompondrán lentamente hasta llegar a convertirse en glucosa en sangre, evitando que el páncreas tenga un sobreesfuerzo para retirar los excesos, ya que esta glucosa va llegando a la sangre “gota a gota”….
Besos desde mi blog!!!