Higiene personal:tu bolsa de aseo en el punto de mira.

Por Yoisasi
9 marzo, 2014 Yo Isasi A Favor de Toda Verdad, Libertad y Altruismo.

Muchos son los que se cuidan por dentro con comida natural, ecológica, sin refinar, sin pesticidas…y, también, son muchos los que intentamos cuidarnos por fuera con productos que, tal vez, no sean tan naturales como nos los pintan ya que la palabra ‘natural’ se usa muy a la ligera.
‘En el mercado de la cosmética la palabra natural es un valor en alza. Las grandes marcas utilizan la palabra cosmética natural para vender cosméticos artificiales con ingredientes sintetizados químicamente en laboratorios, que están permitidos por la Normativa Cosmética del Ministerio de Sanidad. Algunas de estas grandes marcas conocedoras de que el marketing verde vende han incorporado a sus productos aromas reconstituidos idénticos a los naturales y extractos de plantas en muy pequeñas concentraciones que venden como naturales’. lacosmeticanatural.com

Nuestra bolsa de aseo suele estar compuesta por: Cremas faciales nutritivas, anti-arrugas, regeneradoras, reafirmantes…; mascarillas revitalizantes; cremas desmaquillantes; cremas para contorno de ojos, para el cuello y escote…; tónicos faciales y corporales; un gran surtido de maquillajes (todo un arsenal y un gran business…); crema para manos, para pies; cremas anti-estrías para el pecho, para las piernas; cremas anticelulíticas; peeling corporales; desodorantes de todos los olores; geles y jabones de todos los sabores como de avena, germen de trigo, aloe vera, de cítricos…; champús anticaída, anticaspa, pelo liso, pelo rizado, con keratina… En vez de bolsa de aseo debería llamarse maletón de aseo porque aún nos quedan dentríficos, espumas de afeitar, geles íntimos, colonias, perfumes (otro gran business) y muchos más.
‘Quizá no te hayas percatado de que cada uno de nosotros usa nueve artículos de cuidado personal al día como promedio. Ello significa que diariamente nos sometemos a la acción de casi 130 sustancias químicas que no han sido examinadas con profundidad. La Agencia para la Protección de la Salud, de Gran Bretaña, asegura que cada mes surgen alrededor de 600 compuestos químicos que se suman a los 80.000 existentes. La nota más alarmante, sin embargo, radica en las cuestiones siguientes: sólo 8.000 de esas sustancias han sido analizadas y, de ellas, solamente 6.000 pueden usarse en la rama de la cosmética. Greenpeace, por su parte, sostiene que dichos químicos no controlados (aceites minerales, derivados del petróleo, ftalatos, fenoles, parabenos, formaldehídos, etc.) pueden ocasionar alergias, eczemas, dermatitis, trastornos hormonales, problemas reproductivos y hasta cáncer.’ vistamagazine.com
Los vendedores de cualquier producto saben que lo primero que nos entra por los ojos es un buen envase y una etiqueta llamativa y, por tanto, muchas veces hemos pagado más por el envase que por el interior en si. Etiquetas con palabras ‘Natural’, ‘sin aditivos’, ‘sin parabenes’, ‘con germen de trigo’, ‘con avena’, ‘con rosa mosqueta’… llaman a nuestra atención sin hacer caso a la composición del cosmético cuando la mayoría no lleva ni 1% en su interior de su ‘principio activo’ escrito en letra grande en el envase.
Sepamos, entonces, qué producto debería incluirse en la cosmética natural: ‘Es un producto elaborado con ingredientes naturales en porcentaje superior al 90 %. Las materias primas naturales a las que nos referimos están elaboradas con el menor número posible de transformaciones y procesos de refinado, manteniendo lo más íntegramente posible sus propiedades originales. Como base de la formulación se usan aceites vegetales, mantecas y ceras vegetales, aceites esenciales, extractos puros vegetales, algas e ingredientes producidos por las abejas. Estos ingredientes naturales no contienen sustancias que irriten la piel, no contienen colorantes ni conservantes químicos de síntesis. Un producto de cosmético natural respeta en su fabricación el medio ambiente al no contener residuos químicos. Evita el exceso de embalaje utilizando envases reciclados o reciclables. Los fabricantes de estos productos suelen ser pequeños empresarios autónomos o pequeñas empresas familiares ubicadas en entornos rurales que contribuyen con su esfuerzo, y a pesar de la gran competencia del sector, a crear puestos de trabajo dignos y a generar riqueza en zonas poco privilegiadas.’
Todo un cuento de hadas, todo de color de rosa… La teoría muy bonita, muy bien maquillada pero la mayoría de las empresas de cosmética no la ponen en práctica, como empezamos a comprobar.

Y ya no hablemos de las grandes marcas de maquillaje que te cuestan un ojo de la cara (pestañas incluidas). Lo que nos están vendiendo es, en definitiva, puro petróleo como veremos más adelante. Es curioso que aquí todo el mundo ve razonable que sus precios sean astronómicos y, para mi, ya no tan curioso, que muchas mujeres con presupuesto medio compren igualmente porque están totalmente convencidas de que tiene verdaderos efectos estéticos, de que son realmente efectivos…

Muchos de nosotros hemos usado, ya de adultos, productos de bebés porque creíamos que eran totalmente inofensivos y naturales y otros de farmacia que nos daban total confianza:
‘Johnson& Johnson anunció en 2011 que para 2013 suprimiría diversos componentes químicos de sus productos para bebés como los jabones de ducha y champús de la marca Johnson’s Baby. Ahora, casi un año después, han extendido su compromiso a sus productos y marcas para adultos como Neutrogena, Clean & Clear, Roc o Piz Buin; un reto que esperan completar en 2015. Entre los ingredientes que desaparecerán de toda su oferta está el formaldehído que tiene efectos cancerígenos demostrados. Otras sustancias en la lista negra son los parabenos, el 1,4 dioxano y los ftalatos, todos ellos en el punto de mira por sus posibles efectos cancerígenos. Durante años, esta y otras grandes empresas de su sector han sido criticados por grupos de consumidores y ecologistas que les reprochaban el uso de elementos químicos dañinos tanto para quienes los emplean, como para el medio ambiente.’ ABC.es
Lo que más gracia me hace es la frase que ha dicho la conocida empresa de por qué los retiran: “para que los consumidores se sientan más seguros utilizando sus productos”.
Encima tendremos que darles las gracias porque los hayan retirado… Tiene narices el tema…
Con este toque de atención, y otros más que no salen tan a la ‘epidermis’, parece que tendremos que estudiar química para saber qué es lo que hay en los productos que, a diario, nos ponemos en nuestra piel y si son perjudiciales para nuestra salud. Tal vez deberemos ir con lupa para leer la letra pequeña de estos cosméticos pero aunque lo hiciéramos muchos seguiríamos sin enterarnos de nada.
Muchos compran por inercia; otros se decantan por los más económicos; otros porque el anuncio del cosmético en cuestión dejó un mensaje subliminal en nuestro cerebro sin ser conscientes de ello; otros porque quién lo anuncia es un jugador de fútbol, una modelo o un actor del momento… En estos casos las letras minúsculas ilegibles nos dan exactamente igual.
Es importante que seamos conscientes que, al igual que comemos todos los días también, nos embadurnamos con estos productos a diario y esto, con los años, también repercute en nuestra salud.
‘Los cosméticos convencionales son un cóctel de sustancias químicas. Algunas de ellas se han evaluado y presentan riesgos para la salud. Las personas no somos conscientes de que nuestra piel también absorbe estos productos y pasan al torrente sanguíneo sin ninguna barrera. Además, los cosméticos están diseñados para que aumente la penetración y desde que se ha desarrollado la nanotecnología todavía más porque se trabaja con sustancias de tamaño muy pequeño. Uno de los casos más conocidos son los parabenes. Se utilizan como conservantes en los cosméticos y van en muy pequeñas cantidades. Pero actúan como disruptores endocrinos, es decir, mimetizan la acción de nuestras hormonas ocupando su lugar y lo hacen a concentraciones infinitesimales. Así que aunque la cantidad en el cosmético sea muy pequeña tienen una acción sobre nuestra salud que se acumula con el uso diario de esos cosméticos. Cada vez hay más personas con problemas de alergias en la piel a los perfumes y sin hablar de las que desarrollan SQM, es decir, sensibilidad a cualquier tipo de producto químico.’ Montse Escutia, secretaria general de la As. Vida Sana y coordinadora de la Red ecoestética.
Susie Wang, fundadora de una línea orgánica de productos de belleza nos habla de los principales ingredientes que son más perjudiciales a los que yo he añadido unos cuantos más. Extensa lista pero, personalmente, creo que imprescindible:
- ‘Alcohol: Causa sequedad, lo que puede hacer que la piel pierda su humedad natural. Las fragancias sintéticas pueden dar dolor de cabeza, náuseas y reacciones alérgicas. Si se tiene la piel sensible, este ingrediente puede ser la peor pesadilla.
- Parabenos: Son conocidos porque extienden la vida útil del producto, pero también se sabe que tienen efectos a nivel hormonal.
- Formaldehídos: Está en casi todos los productos de belleza y tratamientos para el cabello. Es altamente cancerígeno por inhalación. Exponerse a él puede causar dolores articulares, de cabeza o de pecho así como alergia, irritación y envejecimiento prematuro de la piel, daño en las membranas celulares y malformaciones en los fetos. Su uso está prohibido en cosmética pero como es un conservante muy barato y efectivo, se han creado sustancias que no se pueden considerar formaldehídos pero que lo liberan. Podemos diferenciar estas últimas mediante dos formas: fijarse en los ingredientes que se acompañan de la palabra urea (diazolidinil urea, imidazolidinil urea o poliximetileno urea); y fijarse en que llevan las letras DM delante del nombre del conservante químico (DM hidantoina por ejemplo). Estudios demuestran que irritan el aparato respiratorio y la piel y pueden producir palpitaciones. Otros conservantes liberadores de formaldehído son: el dimetil oxazolidino, el armilacetato o el alkifenol.
-Triclosan: En casi todos los productos anti-bacteriales, aunque, efectivamente, mata las bacterias, puede ser peligroso para las personas y el medio ambiente.
- Ftalatos: Causan desórdenes hormonales que pueden afectar a la capacidad reproductiva. Están presentes en muchísimos cosméticos y productos de cuidado personal como cremas, champú, laca de uñas y laca para el pelo. Algunos estudios señalan que producen daños en los sistemas reproductor y endocrino, aumento del riesgo de padecer asma y cáncer, y, además, la exposición a estas sustancias está ligada a un elevado riesgo de anomalías genitales en bebés varones.
- Palmitato de retinol: Es seguro y eficaz en cremas de noche pero, durante el día, se rompe con la luz del sol y forma radicales libres que pueden dañar las células y causar cáncer. Evitar los protectores solares con este compuesto.
- Nanopartículas de óxido de Zinc: Hay estudios que demuestran que aquellos que usan pantallas solares con nanopartículas de Zinc, tienen elevados sus niveles de Zinc en sangre. El Dr. Jaliman explica que “cuando la pantalla solar es blanca, significa que contiene óxido micronizado de Zinc o dióxido de Titanio, lo que es seguro. Cuando es incolora, es porque el fabricante ha usado nanopartículas, que son mucho más pequeñas. En este caso, cuanto más grande, mejor”.
- Dihidroxiacetona: Conocido como DHA, es el ingrediente más importante de los autobronceadores. Si se inhala o se ingiere, puede haber daños graves como lesiones en el DNA o cáncer. “El DHA ha sido aprobado para su uso tópico pero no para inhalarlo” dijo la maquilladora  Kimara Ahnert. “Siempre prefiero usar un autobronceador sin aroma, no solo te ahorra el olor del autobronceador sino que previene los efectos del DHA”.
- Fenol y Fenil: Se utilizan como desinfectantes en el ámbito de la medicina y como conservantes en cosmética. El fenol es un ingrediente tóxico que puede afectar al sistema nervioso central, al corazón, al hígado, al riñón y a la piel. Nitropheno, phenolphthalein o chlorophenol son sólo algunas de las denominaciones bajo las que puede aparecer. En cuanto al fenil (podemos encontrarlo como phenylenediamine sulfate) penetra por la piel, accede al torrente sanguíneo y puede causar problemas hepáticos. Estos alcoholes están presentes en muchos productos, pero especialmente en enjuagues bucales. De modo que cuando nos enjuagamos la boca con ellos, el alcohol actúa como solvente y hace a los tejidos más vulnerables a padecer distintas dolencias, incluido el cáncer. Al menos así lo demuestran algunos estudios realizados al respecto.
- Glicol Polietileno PEGs: Son emulgentes que se utilizan para cuajar agua y grasa o detergentes. En sí mismas no son tóxicas pero contribuyen a eliminar el factor protector natural de la piel por lo que el sistema inmune queda más expuesto y, por tanto, es más vulnerable a cualquier sustancia, sea tóxica o no. Por esto, no se permite usar más de cinco PEGs en un mismo producto. Suelen aparecer con las siglas PEG seguidas de un número que indica su peso molecular pero también se las reconoce por las letras eth al final (steareth, ceteareth o sodium laureth sulfate). Este último no debe confundirse con el sodium lauryl sulfate, un detergente muy irritante utilizado en el 90% de los champús y dentífricos convencionales. Su efecto es tal que, por el simple contacto con la piel, se absorbe y se almacena en los tejidos del corazón, el hígado, los pulmones, los ojos y hasta el cerebro; también afecta al sistema inmune, interactúa con otros ingredientes favoreciendo la aparición de cáncer y en cantidades suficientes puede modificar el material genético contenido en las células. De hecho, en los laboratorios se utiliza para inducir mutaciones en bacterias. Además, al menos en animales, causa problemas de pigmentación en la piel, corroe los folículos pilosos y retarda el crecimiento del pelo.

- Colorantes: Son empleados para dar color a cremas, geles de baño, maquillajes, tintes, etc. Muchos de ellos han demostrado, al menos en animales, ser altamente cancerígenos y alterar las moléculas de ADN. Sus denominaciones incluyen las sílabas anilin o anilid como: el acetanilid, HC (HC Orange 3), Acid (Acid red 73) o Pigment (Pigment Green 7).

- Solventes: Es un derivado del petróleo que se incluye en tintes de pelo, cremas de mano, exfoliadores, cremas y espumas de afeitar, colonias y otros muchos cosméticos. Muchos estudios los relacionan con el aumento de la incidencia de cáncer. Algunos de ellos, como los que contienen el término isopropil, se usan también como solventes de pinturas y forman parte de la composición de líquidos anticongelantes de los coches.

- Mercurio: Es un metal pesado muy tóxico que se puede encontrar como tiosalicilato de etilmercurio. Se usa como como conservante en productos de maquillaje y desmaquillaje de ojos siempre que su concentración máxima sea de 0,007%.

- Diethanolamine DEA: Es un químico de base detergente y espesante extremadamente peligroso y además escandalosamente frecuente. Aplicado en repetidas ocasiones sobre la piel de ratas, hace aumentar exponencialmente la incidencia de cánceres de hígado y de riñón. Diversos estudios han establecido el riesgo que implica una exposición continua a ella, especialmente en niños.

- Dodecilsulfato sódico y Lauril éter sulfato sódico: Este componente se encuentra a menudo en los champús y en los jabones para el lavaplatos y los limpiadores para suelo. Puede dañar tu sistema inmune y causar irritación de ojos, sequedad en el cuero cabelludo, urticaria e, incluso, la muerte. ¿Un consejo? Si tu champú hace mucha espuma… ¡abandónalo!

Aún nos queda comentar los aceites minerales (paraffinum, paraffinum liquidum, pretroleum…) que son derivados del petróleo altamente cancerígenos que se usan para mejorar la texturas de las cremas. Se usa en champúes, aftershave, desodorantes, enjuagues bucales, pastas de dientes, aceites para bebés:
‘Estas sustancias cubren la piel y tapan los poros, bloquean la respiración de las células, extraen la humedad de la piel y la sacan a la epidermis de manera que ésta aparece brillante e hidratada. Pero sólo aparentemente porque, en realidad, a causa de esa capa plástica que la recubre, la piel queda incapacitada para cumplir con sus funciones de defensa. Entre otras cosas, impide eliminar toxinas a través de la piel y, como consecuencia, aparecen acné, irritaciones, rojeces y otros desórdenes además de hacer que envejezca prematuramente. De ahí que cuando se dejan de usar cremas con aceites minerales la piel aparezca aún más seca y estropeada que cuando se empezaron a usar.’

Más derivados del petróleo son la cera microcristalina, el ozokerite, el ceresin, la conocida vaselina y el glicol propileno (usado tanto en cosméticos como en detergentes para la ropa, pinturas, anticongelantes y líquidos de freno…) que éste último inhibe el crecimiento de la células epidérmicas y las irrita al igual que irrita los ojos, causa trastornos gastrointestinales, náuseas, dolor de cabeza y vómitos además de afectar al sistema nervioso central.
¡Y sigamos que aún hay más!:
‘Hay seis tipos que no se pueden usar ya en la fabricación de juguetes por razones de seguridad pero pueden encontrarse en diversos cosméticos. Evite especialmente los tres primeros que nombramos: dietilhexiloftalato (DEHP), dibutilftalato (DBP), butilbenzilftalato (BBP), diisononilftalato (DINP), diisodeciloftalato (DIDP) y dinoctilftalato (DNOP).’

Si, ahora mismo estoy como vosotros, con una información imposible de retener y, además, con el trabajo laborioso de ponerme a leer los ingredientes de todos los cosméticos que tengo en casa para ver si son perjudiciales. Estoy convencida de que muchos pensaréis que soy demasiado alarmista y otros, tal vez, os pongáis a investigar para encontrar alguna alternativa a tanta basura cosmética.

¿Y qué hay de los perfumes? Algunos se gastan un verdadero dineral en este ‘imprescindible’ cosmético:
Las fragancias artificiales son muy baratas y se añaden a perfumes, geles de ducha, jabones, desodorantes, productos para los bebés, champús, cremas de manos y corporales, etc. Se las considera peligrosas porque son bioacumulativas y se sospecha que pueden producir trastornos en los sistemas reproductor y endocrino. Además se ha observado que una vez sobre la piel pueden causar alergias, dolores de cabeza, mareos, tos, manchas oscuras en la piel, pérdidas de concentración y hasta cáncer. Entre otras muchas, se esconden en denominaciones como acetil hexametil (afecta al sistema nervioso) o bromocinnamal (irritante para la piel). Una de las más utilizadas es el tonalide.’

¿Y a quién no le han puesto talco en su culito irritado?:
‘Es una sustancia químicamente muy similar al asbesto o amianto, elemento conocido por provocar cáncer (especialmente de pulmón). Forma parte de maquillajes y polvos para los bebés, además de usarse para lubricar condones. En este último caso, el uso de talco a largo en la zona genital hace que el riesgo de padecer cáncer de ovarios aumente hasta un 60%. Además tapa los poros de la piel e impide sus funciones normales.’

Y no podemos terminar sin hablar del ‘pesado’ Aluminio:
‘Puede unirse al ADN y modificar su estructura así como alterar la actividad de los genes. Es muy importante saber que su absorción se produce tanto por vía oral como a través de la piel, y puede encontrarse en cremas hidratantes, pintalabios, desodorantes, antitranspirantes, etc. Un ejemplo de su uso es en forma de clorhidrato de aluminio en la mayoría de antitranspirantes. A este respecto hay estudios que apuntan a que puede causar cáncer de mama al provocar la mutación de las células. Esto se debería al hecho de que al evitar la eliminación de toxinas a través de las axilas, fuerza al cuerpo a depositarlas en las glándulas linfáticas que se encuentran bajo los brazos, por lo que es obvio sospechar que sea dañino en ese aspecto puesto que la mayoría de los tumores cancerígenos de mama se encuentran precisamente donde están esas glándulas.’

Después de toda esta espesa información podemos comprender que no existe el cosmético 100% natural. El casi natural lleva un conservante para que dure, un emulgente para poder mezclar las sustancias que se obtienen de las plantas y agua. Estas sustancias sintéticas son menos de un 10% del producto.
¿Y qué pasa con los cosméticos que nos venden en las tiendas ecológicas? ¿Son o no son naturales? ¿Son o no son ecológicos? No pienses que por comprar en una tienda ecológica es oro todo lo que reluce. Que no te den gato por liebre.
‘Cosmética orgánica, ecológica o biológica: Este tipo de productos llevan activos vegetales de cultivo ecológico donde no se han utilizado pesticidas ni abonos petroquímicos. Productos sin colorantes, conservantes, perfumes sintéticos, siliconas ni sustancias animales y su proceso de transformación no contamina el medio ambiente. Tampoco se realizan experimentando con animales. La cosmética orgánica además debe cumplir una serie de normas, desde la elección de los ingredientes hasta los métodos de elaboración que se utilizan. Todo el proceso completo, desde la materia prima usada hasta llegar al producto final puesto a la venta, es aprobado por mecanismos de control que certifican la calidad del producto aportándoles un distintivo o logo representativo. Algunos de estos certficados son, entre otros: Ecocert, Soil Association, BDIH, USDA, OFC, etc.’
‘Hoy día existe un aval solo para cosmética ecológica pero aún no está muy implantado en el mercado. Este aval certifica mediante un etiquetado numerado que el producto está fabricado realmente con los ingredientes que se reflejan en la etiqueta. Para la cosmética natural no existe ningún aval que regule y certifique que un producto cosmético esté fabricado con ingredientes naturales.’ lacosméticanatural.com

¡Lo que nos faltaba! Nos preocupábamos por la calidad de nuestra comida y ahora también debemos preocuparnos por lo que nos ponemos en nuestra piel. Y ya no sólo es eso: Nos deberíamos preocupar por lo que respiramos a diario en nuestras calles, oficinas…; por las radiaciones que desprenden las ondas ‘invisibles’ electromagnéticas de nuestras casas y ciudades; por la ropa que nos compramos que sólo nos dura una temporada; por el agua que usamos para duchamos y bañar a nuestros hijos… Aquí una reflexión para no echar la culpa al vecino: Todos somos partícipes de lo que sucede pero realmente tenemos la sartén por el mango (aunque no seamos conscientes de ello) y podemos decidir y elegir. Tenemos el poder de cambiar la situación en todos los aspectos. Ellos serán muchos pero nosotros somos más.

Y no me quiero olvidar comentar que cuando, ‘de repente’ aparece una enfermedad grave en nuestro cuerpo no es por mala suerte ya que se ha ido incubando durante años ‘gracias’ a todos los factores agresivos tanto externos como internos a los que se ha visto y le hemos sometido. Por favor, despertemos, no sigamos siendo tan ilusos…
Salud y Buenos Cosméticos.
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com