Elia Barceló, me has engañado. Sí, sí, tú, no pongas ahora cara de sorpresa, que has conseguido despistarme de cabo a rabo con tu última novela. Hijos del clan rojo es la primera parte de Anima Mundi, la nueva trilogía salida de la imaginación de esta conocida escritora alicantina, autora de obras como Cordeluna o El caso del crimen de la ópera.
En esta ocasión Barceló comienza a contar su historia desde el punto de vista de Clara, una joven austriaca de lo más normal cuya vida da un giro de 180 grados cuando empieza a salir con Dominic, un chico mayor que ella que no puede ser más alto, más guapo, más rico y más detallista, ¿no os suena la historia? Afortunadamente, y por una vez, tanta perfección despierta las suspicacias de alguien, en este caso Lena, la mejor amiga de Clara y verdadera protagonista de esta historia, que se propone investigar a este personaje salido de la nada. Así, si en los primeros capítulos de la novela somos testigos de una historia de amor cuyos detalles te dan ganas de lanzar el libro en dirección a Forks, más adelante, los descubrimientos que hará Lena destaparán una conspiración de raíces antiquísimas contada con tal acierto que consigue atraparte hasta la última página.
Precisamente es la mitología de esta historia su mayor punto a favor, puesto que Barceló ha sido capaz de desarrollar un rico trasfondo basado en la existencia de unos seres superiores llamados karah que habitan en secreto entre nosotros desde hace milenios, y de los que ya no quedan más que unos pocos. Estos karah, que viven divididos en cuatro clanes, transitan por lugares muy diversos y gracias a sus miembros viajaremos por algunos de los lugares con más encanto de medio mundo, en especial de Europa, y cuya ambientación permite que la historia gane enteros. La autora entrelaza con gran habilidad los hilos que forman todos estos personajes en una trama donde Lena, Clara y Dominic juegan un papel muy importante que se irá revelando con cuentagotas.
Hijos del clan rojo es una buena obra de fantasía urbana en la que se plantea un tablero de ajedrez donde nada es lo que parece y el lector corre el riesgo de despistarse si no está bien atento a los detalles. Espero con ganas su continuación, que parece que llegará en octubre a nuestras estanterías.