Quizá por eso he relacionado siempre a Hilario Camacho con la alegría. Su música siempre me ha animado, me ha acompañado en los buenos momentos o en los regulares, ha dado sentido e intensidad a algunas sensaciones y a muchas noches errantes. Por eso, a veces, me he sorprendido al ser consciente del pesimismo de sus letras. Es como si hubiera una contradicción: una música chispeante, vital y una letra lúgubre pero cantada con una energía arrolladora. "Madrid amanece" podría haber sido su carta de despedida. Habla en ella de una soledad angosta en una ciudad sucia y fría llena de sueños perdidos. Una ciudad que sin embargo se canta a un ritmo que invita a mover el cuerpo y a seguir viviendo la vida tras el mal sueño de la resaca.
Me sorprendió su muerte y la sentí mucho porque era uno de esos tipos que me gustaba que habitaran el mundo. Lo tenía todo para que le hubiera ido bien después de la transición. Tenía mucho más talento que otros que se han apalancado en el éxito. Pero quizá era más auténtico o solo más melancólico y más frágil. Un artista herido que tenía que curarse con sus canciones y para conseguirlas tenía que descender un poco más cada vez. Hasta que dejó de ver la luz y perdió la escala de la música para salir del agujero. Cuando solo tenía que haberla seguido, haberse dejado llevar por el bamboleo dulce del cuerpo de su guitarra y haberse olvidado de relatos lóbregos y falsos aunque sonaran bien.
El otro día oí a Sabina contar que desde que lleva "buena vida" es incapaz de escribir canciones tan buenas como las de antes, cuando el sol de la noche interminable hacía brillar a todas las princesas oscuras. Quizá hay cosas que solo se vislumbran asomandose al abismo o quizá solo hay gente que necesita esa sensación límite para sacarse unos buenos versos o una buena música. O puede que solo sea una leyenda bohemia que otorga un prestigio estúpido a los artistas atormentados.
En cualquier caso la escala que no le sirvió a Hilario sigue ahí y podemos utilizarla para salir de la soledad o para ponerles palabras al amor. Una música alegre que es pura vida aunque a él no le sirviera para esquivar la muerte.