El matrimonio, y no la paternidad o la maternidad, era lo que marcaba el paso a la condición de aldulto en una sociedad aldeana. En muchas partes todos los hombres y mujeres no casados, independientemente de la edad que tuvieran, recibían el apodo de muchacho o doncella y debían tratar con deferencia a los casados de la aldea, que recibían el apelativo de señor y señora.
La credencial de madurez significaba cosas muy diferentes para cada sexo. Para un hombre, el matrimonio estaba íntimamente conectado con la independencia económica. Un hombre se casaba cuando heredaba un campo o se hacía cargo del negocio de su padre.
El el siglo XIII, la palabra que se usaba para designar a un hombre no casado -anilepiman u hombres solo- también significaba hombre sin tierra, mientras que la palabra husbond podía significar o bien un hombre casado o bien un hombre con…