Ahí van las historias de agosto.
Número 1. Alma salvaje.
Como me pasó con Hacia rutas salvajes, esta peli me dejó fascinada. Todo el mundo tiende a hacer alguna cosa cuando está angustiado, a buscar refugio. A mí durante una temporada me dio por caminar, sin rumbo, pero necesitaba salir a recorrer kilómetros y volver a casa serena. Admiro a Cheryl, por su valentía y aplomo. Yo no sería capaz de recorrer ese desierto, ni esa selva, ni esos parajes nevados, sola con todos esos recuerdos. El miedo va con nosotros, no se queda en el refugio, en nuestra zona de confort, no. El miedo nos sigue. Me parece sorprendente cómo esta chica consiguió superar esos kilómetros de vida. Me encantó porque, igual que en la anterior, va con su diario y sus libros a cuestas y hay mucha literatura durante todo el trayecto. En cada refugio encuentra "el libro del caminante" y deja una cita de algún escritor célebre. Es una película realmente poética, en todos los sentidos. Maravillosa. Por cierto, el libro con la historia real ya está en mi kindle. Como con la otra película, y como todo en esta vida mía, necesito profundizar. Id a por ella, ¡ya!
Número 2. Loreak.Número 3. Sólo un beso.
Todavía nos queda tanto por avanzar… Viajas por Europa y parece que las distancias entre diferentes culturas no son tan abismales como eran antes. Pero sí. Es difícil imaginar matrimonios pactados, vidas decididas por otras personas que no seamos nosotros mismos. De eso trata esta película, de la lucha por labrar la propia vida, de lo que se pierde ante las decisiones, de lo que implica escoger un u otro camino… Casim decide y debe vivir con ello. Es una película de valientes, de rotura de normas, de religión, de justicia o injustica, como bien queráis llamarla. Miradla y me contáis. Para mí era la segunda vez, me apetecía verla y he pensado que os gustaría la propuesta.
Número 4. C.R.A.Z.Y
Encantada después de ver Alma Salvaje, este mes decidí indagar un poquito más en su director: Jean-Marc Vallée. Así que por ello mismo cayó Crazy en mi dedo para el play. Los directores canadienses también me llaman, supongo que es por su tendencia francesa que al igual que los directores ingleses están en mi punto de mira. Es una película sobre la familia, la dificultad en esas relaciones que nos vienen establecidas y obligadas. El tener que agradar, renunciar por no hacer daño… y como siempre: luchar por acabar siendo uno mismo, aunque no guste a los que más quieres. Con una estética ochentera y una banda sonora excepcional. En cuanto acabe no podréis remediar poneros el Crazy de Patsy Cline sin cesar, ¡avisados estáis!
Está siendo un verano de mucho cine, labor sin parar y libros, libros y más libros. Hay que aprovechar que luego la rutina se lo lleva todo por delante. Dadle al play y contadme. ¡Ya en marcha las historias de septiembre!