Hay días, sobre todo cuando empiezo o termino la semana en Mi cocina, que procuro publicar algo dulce, ya no solamente por el significado literal de la dulzura en la gastronomía, en la receta en sí, sino pensando en que las personas necesitamos “dulzura”…dulzura que debemos repartir y que nos gusta recibir.
Pienso, hago o tomo algo dulce, un postre, un dulce, un trozo de chocolate, incluso frutas, ya sean bizcochos, pasteles o helados….y a mi mente automáticamente me vienen otras sensaciones; quizás sin darme cuenta con el paso de los años me he ido volviendo sinestésica perdida (La sinestesia es una facultad que poseen algunas personas consistente en experimentar sensaciones de una modalidad sensorial a partir de la estimulación de otra distintaI……éstos alimentos dulces se convierten en una ventana a través de la que puedo adentrarme en mis sentimientos, pensando en la dulzura.
Esa dulzura que encuentro cuando acaricio a mis seres queridos, incluso el pensar en ellos o ésa dulzura que me invade al notar una caricia, un beso, una palabra de cariño, una sonrisa de agradecimiento, de una simple mirada; la dulzura que encuentro en el sonido de las olas inundando mis oídos, al sentir las gotas de lluvia en mi rostro, la dulzura que sienten mis ojos al contemplar un atardecer o al ver salir el sol, en una madre o en el roce de su mano al pasear por la orilla de la mar, la que se encuentra en una sencilla amistad verdadera……
Quizás por ello, comienzo o termino las semanas en el blog con recetas dulces….en ellas veo a aquellas personas que hacen sonreir mi corazón, en los pocos amigos de corazón, en aquellos seres que cuando miro hacia atrás me hacen sentir nostalgia, en aquellos que en gran medida me ayudaron a entender y a superar las veces que se partió mi corazón y que trataron de mitigar mi dolor cuando creía que todo era dolor.Incluso creo ver en algunos dulces a quienes ya se han olvidado lo importante que fueron y que son para mi….
Me basta simplemente una gota de caramelo, una guinda…..preparando un postre, solo veo a quienes quiero, para quienes cocino con toda la dulzura de mi corazón.
Este postre, cualquier bloguera que se precie de cocinera en todos los aspectos, haría el hojaldre, el helado sería casero (aunque fuese hecho en una heladera), la nata la montaría en su cocina, prepararía el caramelo…..yo me he limitado a hacerlo super fácil, aunque algún día con tiempo lo haré….todo es ponerse. Así que ahorrando ése tiempo o no pueda o no quiera hacer todos los ingredientes, pueden hacer como yo, eso no le restará dulzura.
¿Cómo lo hice?
Ingredientes: Como podrán comprender la receta de hoy no lleva cantidades exactas.
Una placa de hojaldre (puede valer cualquiera que suelen vender refrigeradas en los supermercados), helado (el sabor al gusto, yo usé en ésta ocasión de vainilla), caramelo líquido, nata montada, guindas (en ésta ocasión usé las cerezas que suelo macerar en aguardiente, pero lógicamente puede servir las que se suelen comprar en conserva) y cacahuetes tostados (en ésta ocasión las tosté yo, machacándolas posteriormente en el mortero).
Los pasos a seguir:
Precalentar el horno a 180º C y siguiendo las instrucciones del fabricante, cortando cada trozo según el tamaño que deseen, hornear el hojaldre hasta que esté dorado (cuidado que no se llegue a quemar).Sacar del horno y dejarlo enfriar.
Colocar el helado en el centro, echar la nata con generosidad, bañar con el caramelo y extender sobre el postre los trozos de cacahuetes.
Coronar con las guindas…
Fácil ¿verdad?, sólo queda disfrutarlo compartiendo y repartiendo dulzura.