La Monarquía holandesa ha sufrido unos cambios en estos últimos meses:
1º) El Parlamento les ha hecho firmar un nuevo marco de relaciones entre la Casa Real y el Estado, con el que marcar la "función" que le corresponde al Soberano de uno de los reinos más jóvenes de Europa y del mundo, pues el Reino de los Países Bajos apenas alcanza a tener una antigüedad de 200 años tras su fundación por el Emperador Napoleón Bonaparte, si bien quien le confirió carta fundacional fue el Emperador Carlos V de España y I de Alemania con la "Pragmática Sanción de 1.549" por la que se constituyó como unidad independiente y autónoma a las "7 Provincias" que era el nombre que recibía este embrión de reino que se libraría del dominio español con la "Paz de Westfalia" por el que se estableció un nuevo orden en Europa y un nuevo marco basado en el respeto a la Soberanía Nacional, anticipándose en tres siglos a la moderna Unión Europea del siglo XX.
2º) El Monarca reinante, por acuerdo firmado entre la otrora Reina Beatriz de los Paises Bajos, ahora Princesa Beatriz, y el Primer Ministro de los Países Bajos Mark Rutte, quedó despojado del mando supremo del Ejército y, por ello, no luce el nuevo Rey Guillermo-Alejandro el uniforme militar en el acto de su investidura, como también ha quedado mermado su poder sobre la Iglesia Reformada Calvinista de Holanda de quien es por tradición cabeza el patriarca de los Orange.
3º) El nuevo Rey no es coronado, sino que la corona junto con el cetro y el orbe real permanecen sobre la mesa y con la Constitución del País,dado que es el pueblo el que acepta su reinado sometido al mismo pueblo, a diferencia de otros Monarcas -como el español- que son Coronados y asumidos por el pueblo como bastión supremo y máxima Jefatura del Estado y, por ende, del Ejército. Es una sencilla pero importante diferencia entre las Monarquías actuales y sus pretensiones de gobierno y poder.
Y todo esto ocurre cuando los Países Bajos (Holanda) se hallan sometidos al estallido de la "burbuja inmobiliaria", sin dejar de ser uno de los países más competitivos del entorno europeo, la fuerte alidada en la política de austeridad alemana ha caído víctima de su propia gloria y muere de éxito viendo peligrar su estabilidad económica y la generación de empleo.
En Holanda el pago en "dinero negro" es algo habitual y reconocido por los ciudadanos de a pie que, como pudo verse en el reportaje de Usun Yoon (El Intermedio - La Sexta), prefieren evitar el pago de impuestos siempre que les es posible; también se convirtió en habitual -¿otra herencia de la ocupación española?- que los Bancos concediesen hipotecas de 500.000 € por viviendas cuyo valor (ya inflado) era de 430.000 €, algo que impide vender las mismas a un precio que les permita recobrar el montante de la hipoteca, sumemos que los clientes de las entidades bancarias actualmente carecen de liquidez para cumplir con sus obligaciones.
Pero no es esto todo en el minúsculo país que se extendió allende los mares, el de los balleneros, las especias y las colonias esclavistas, cuyos mercaderes se convirtieron en una aristocracia de comerciantes urbanos a cuyo frente estaban los "estatúder" descendientes de la Casa de Orange, pues el desempleo ronda el 8% y sigue en alza, a la par que la deuda pública se instala en el 250% del PIB.
Digamos que en el país "naranja" tienen una ventaja sobre nosotros en el tratamiento hipotecario, pues es la vivienda el aval que responde sobre la hipoteca establecida para su compra y bajo la forma de "libre amortización" el cliente paga una renta mensual al Banco sin obligación de devolver periódicamente el capital prestado (que es la fórmula española) y, cuando el propietario no puede hacer frente a la hipoteca, debe vender su casa que es el bien que responde sobre la financiación.
Los vestidos que lucieron las pequeñas en el balcón del Palacio Real de Amsterdam, son "Made in Spain", cosidos en el pueblecito vigués de Moss, en plena montaña gallega, por la firma Pili Carrera. Justo la argentina Máxima Zorreguieta Cerruti, ahora convertida en Reina Consorte, ha dado una clara lección de como granjearse la adhesión del pueblo: serenidad, sencillez, una sonrisa permanente y una muestre de constante cercanía de la Casa Real con los ciudadanos, al punto de que las hijas se educan en Colegios Públicos como cualquier otro holandés, en un marco de austeridad.