Sí, porque nos vamos a ir hasta Utah, en Estados Unidos, para descubrir de la mano de sus dueños, una estilista y un artista - eso se nota en los detalles, ya os vais a dar cuenta ;) - una vivienda donde cada espacio está pensado para disfrute de sus habitantes.
La mezcla de estilos, de objetos, de antigüedades e incluso de muebles "tuneados" de Ikea, todo ello aderezado con mucho color, es la marca de la casa. Pasen y vean...
Aunque lo hace a lo largo de toda la casa, el lugar en el que quizá se condense más el eclecticismo que es seña de identidad de este hogar familiar es, sin duda, el salón-comedor, empezando precisamente por esa zona de comedor - que vemos también en la foto de arriba - donde los propietarios han optado una mesa redonda con sillas a juego de estilo más clásico, pero "rejuvenecidas" gracias a la tela de tonos alegres - en flores sobre fondo claro - que se ha elegido para el tapizado. La lámpara elegida para iluminar la mesa - de estilo años 50 y en color blanco - también ayuda a restar seriedad al clasicismo de mesa y sillas, y a dar un toque "diferente" a este rincón.
En el resto del salón-comedor conviven otros objetos que mantienen ese estilo ecléctico como los sillones tipo años 50 tapizados en cuadros en blanco y negro, o el mueble auxiliar de rattan que se utiliza como revistero-mesa de centro, las alfombras de lana con motivos geométricos probablemente turcas, o el gran sofá tapizado en terciopelo azul klein sobre el que encontramos unos alegres cojines multicolor, igual que las cestas de paja que se utilizan bien como contenedor de juguetes, bien como macetas.
Eclecticismo y personalidad que destacan en la cómoda en madera clara de los años 60. A su alrededor se sitúan libros, pequeños adornos, plantas - cactus todos ellos, pequeñitos sobre el mueble y un gran cactus dentro de una maceta azul klein (sí, como el sofá ;) situada junto al mueble -, pero, sobre todo, a su alrededor encontramos cuadros. Pinturas, láminas, fotos y también algún adorno artesanal en metal que, aunque parecen colocados al azar, cuando echamos un segundo vistazo enseguida descubrimos que la composición está perfectamente compensada y que, la persona detrás de esa composición buscaba exactamente esa sensación en el "espectador". Ya os avisaba de que los dueños son artistas ;)
Ese gusto por la mezcla entre nuevo y antiguo sigue en la cocina. Aunque sólo tenemos una foto, ésta es suficiente para ver cómo para la zona del office se han elegido muebles de distintos tipos y estilos. La butaca Eames o la mesa en madera clara de líneas rectas y depuradas, se unen a sillas antiguas - al más puro estilo saloon del oeste americano - y a un banco corrido, en blanco pero tapizado con motivos naturales en tonos verdes. Ese color verde se repite en un pequeño mueble, una especie de mini alacena antigua, sobre el que se ha colocado un original - y moderno - organizador de objetos y las letras "EAT" (comer, en inglés) en amarillo, y también encontramos verde en la pizarra que, a su vez, se sitúa sobre otro mueble auxiliar de cocina antiguo, esta vez en color blanco.
Las paredes, blancas tanto en el salón comedor como en la cocina, mantienen ese color en la zona de pasillo y en las escaleras donde el único punto de color lo ponen el pasamanos y las huellas en madera, junto a las fotos familiares que, enmarcadas todas al mismo tamaño y con el mismo marco, proporcionan un total equilibrio a este rincón.
Las habitaciones de los niños son las únicas que, en alguna de sus paredes, no en todas, rompen con el color blanco o, mejor dicho, lo "acompañan". Y lo hacen, concretamente, con color negro. Esta mezcla bicolor se utiliza según los gustos de los niños. En el caso del chico, los padres han intentado reforzar su espíritu aventurero y por eso, la habitación está presidida por un gran mural fotográfico realizado en exclusiva para su dormitorio con la imagen de una de sus montañas favoritas. En el de la niña, han optado por pintar de negro una de las paredes para convertirla en una gran pizarra en la que puede dar rienda suelta a su espíritu artístico ya que, lo que más le gusta del mundo es pintar y dibujar.
Esa opción de favorecer los intereses de los niños, así como su independencia para organizar y ordenar sus propias cosas, se ve también en las zonas de almacenamiento de ambas habitaciones, con estanterías y cajones donde ordenar los juguetes y los libros, e incluso en la habitación de la niña una zona de armario a su altura para que ella misma cuelgue y ordene sus vestidos.
Terminamos por el dormitorio principal, tan heterogéneo como el resto de la casa, donde cuadros con marcos clásicos se mezclan con plantas tamaño XL, y muebles de muy distintas procedencias como un armario ropero de estilo Louis Philippe, mesitas y lámparas de los años 50 o 60, y... como sorpresa total, la cama: una sencilla bancada de Ikea tuneada por sus dueños pintando sobre ella un estampado de cuadros en azul klein sobre fondo blanco.
Fotos @ A Cup of Jo
No sé si os habrá gustado este hometour tanto como a mí o no, pero seguro que no me negaréis que se aleja un poco del minimalismo y la decoración nórdica imperante que, aunque sabéis que me gusta, debo reconocer que empieza a saturarme un poco ver siempre lo mismo.
¿Y vosotr@s? ¿Optariáis por una casa ecléctica como ésta o preferís algo más minimalista? ¿Os ha saturado el estilo nórdico como a mí o le seguís siendo fieles?
¡¡FELIZ SEMANA!!