Lo cierto es que las bodas de invierno tienen un encanto especial y en uno de los detalles en los que se nota el cambio de temporada, es en las flores. El blanco es el gran vencedor en los ramos, dejando parte de su protagonismo a pequeñas pinceladas de morado, azul clarito o el navideño rojo. Yo con el ramo que hay en la imagen de arriba, me he enamorado perdidamente... (y mira que las rosas no me van mucho..!!). Mirad algunos más!
Y vosotras, seríais (o habéis sido) novias de invierno?