Imaginar de forma repetitiva que ingerimos un alimento nos hace comer menos

Por Fat


Si está intentando perder esos kilos de más que le sobran lo mejor que puede hacer es pensar en comida. De hecho, dejar volar su imaginación y verse a sí mismo devorando cada bocado de esa chocolatina que le vuelve loco o de ese trozo de queso hipercalórico le hará comer menos. Esta es la sorprendente conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh (Estados Unidos), que se publica en la revista «Science».
Mucha gente coincide en afirmar que el primer bocado de la comida suele ser el más suculento, y que a medida que lo seguimos ingiriendo cada bocado se va convirtiendo en menos emocionante que el anterior, pues nos acostumbramos a ese alimento en concreto. Es lo que los científicos llaman habituación, y es lo que los investigadores han utilizado ahora para probar que nuestra mente es un potente alimento, sirviéndose del chocolate y del queso para demostrar que la imaginación puede ser suficiente para crear esa habituación de una persona a los alimentos.
-Una comida simulada
Los investigadores pidieron a los participantes en su experimento que se imaginaran en distintas situaciones realizando 33 acciones repetitivas. Así, un grupo imaginaba que insertaba 33 monedas en una máquina de lavandería (las de las películas), una acción muy similar a la de comer bolas de chocolate (M&M's, en concreto), según explican los investigadores. Otro grupo simulaba mentalmente que insertaba en la lavadora 30 monedas y luego comía 3 bolas de chocolate, y el tercer grupo pensaba en que introducía 3 monedas y luego comían 30 M&M's. Al final de la prueba, les esperaba un recipiente lleno de las famosas bolas de chocolate para que comieran lo que quisieran.
Los participantes que habían imaginado que comían 30 bolitas de chocolate comieron menos cantidad que los de los otros grupos. Para asegurarse de que estos resultados se debieron al consumo imaginario de chocolate y no al autocontrol, los investigadores repitieron la prueba cambiando lo que imaginaba cada grupo, y de nuevo el resultado fue en la misma dirección.
Los investigadores sugieren que este tipo de imágenes mentales repetitivas podría servir no solo para reducir la ingesta de alimentos poco saludables sino para otras potenciales aplicaciones, como combatir el síndrome de abstinencia por el consumo de drogas y luchar contra el tabaquismo y la obesidad.
-Sustituto de la experiencia real
«La habituación es uno de los procesos fundamentales que determinan la cantidad que consumimos de un alimento o un producto, cuándo dejar de consumirlo y en qué momento consumir otro», afirma Joachim Vosgerau, uno de los autores del estudio. «Nuestros hallazgos muestran que la habituación no se rige solo por la vista, olfato, oído y tacto, sino también por la forma en que la experiencia del consumo es mentalmente representada. Hasta cierto punto, imaginar una experiencia es un sustituto de la experiencia real», explica Vosgerau.
Por tanto, parece que la diferencia entre imaginar y experimentar puede ser más pequeña de lo que se suponía. Los publicitarios deberían tener en cuenta las conclusiones de esta investigación, no vaya a ser que las sugerentes imágenes de algunos de sus anuncios que hacen volar nuestra imaginación consigan exactamente lo contrario a lo que pretenden.
**Publicado en "ABC"